martes, 21 de marzo de 2017

LA FRAGUA. COSAS ELEMENTALES QUE SE DEBEN SABER

Fotografía; Salvador Rodríguez Ambres
Decía mi padre, para introducirme en el manejo del oficio, que el ferreiro debía saber antes de llevar un hierro al fuego lo que iba a hacer con él. No servía de nada, una vez caliente, pensar dónde se iba a golpear para darle forma.

Uno de sus dichos era que en caso de error, el ferreiro debía medir corto y el carpintero largo. El primero podía estirar el hierro y el segundo cortar a madera sobrante. Si no era así, mal arreglo tenía el error de ambos. Y peor el del ferreiro.

No es fácil saber trabajar o forjar el hierro a escuadra y laminarlo debidamente. De uno cilíndrico hacerlo cuadrangular y poder convertir este en una cabilla, es decir, volver a darle la forma cilíndrica del principio.

Todo aquél que no sabía esos principios básicos, perdía el tiempo y el carbón. No hablaba de la pérdida de hierro porque curiosamente, éste no pierde en la forja nada más que una mínima parte de su materia.

Hay muchos secretos pero estos se aprenden con el desarrollo propio del oficio. Digamos que se tiene  que tener cierta predisposición a la forja.

Decía también que “el ferro nun espera”. Se refería al calor. El hierro, en caliente, es moldeable y dúctil y,  aunque en frío permite doblarse, “el que traballa en ferro frío, os pes fríos y a cabeza calente”. Esto hoy carece de sentido con las actuales tecnologías de trabajo. Además sabemos que as forxas  ya desaparecieron.

Y siguiendo con esas tradiciones populares, digamos que:
“Muller del ferreiro nun hay muller como ela.
De día maza nel ferro, de noite el ferreiro nela” .

Les hablo de oficios pedidos. Perdidos con la edad y porque nos martelos nun hay mango que resista. Además, acaba apagándose el lume…si nun se lle da al barquín.

De todas maneras, de nada vale la intuición en la forxa. La intuición en este oficio, debe ser sustituida por la disposición.

Conclusión: las cosas hay que hacerlas en caliente.


Haxa salú.

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