jueves, 31 de diciembre de 2009

Felicitación navideña

No quiero terminar el año sin desearles una feliz Nochevieja, aunque la frase sea tan manida que carezca hasta de significado. Nada se acaba y nada empieza. Julio Cesar nos dio este calendario y por él nos regimos. Sea pues motivo de jolgorio el empezar a contar de nuevo después de la resaca. Pero qué se apuestan Ustedes a que el viernes va a ser otro más. De hoy ni un comentario.

Pásenlo bien y que no sea peor el próximo.

Saludos de un ferreiro y teñan Ustedes muita, muita salú.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Aclaraciones

Faltan unos días para que se cumplan cuatro años de lo que anotaba en una de mis agendas. Son esos breves comentarios, que leídos años después te pueden causar asombro. Admiración, porque los podías haber escrito minutos antes y ser igual de válidos. Es por eso, que se me ocurre traerlos aquí por su vigencia. También “cuelgo” lo que anoté tres días después, un domingo de ese 2006.

Esto dará lugar a que haga uso de mis apuntes en posteriores ocasiones, aunque éstos no se ciñan a la perenne actualidad.

Haxa salú

sábado, 26 de diciembre de 2009

Retrete

Julio del 1997
Hoy, el escatológico título, por su relación con las deposiciones, deyecciones o excrementos, (que los médicos llaman escíbalo, cuando la masa fecal se presenta dura y seca); que además tienen otro nombre que Ustedes y yo sabemos, le hará pensar que por ahí va el tema. Sin embargo, no haga ningún mohín, que pudiendo ser, de todo es bueno saber. Y si no, deje el periódico, o el artículo, para cuando vaya al escusado.

Si conoce el Museo de Grandas sabe que aquí tratamos de recuperar todo aquello, que en tiempos no muy lejanos, fue una forma de vida. Por lo tanto, esa dependencia de la casa, llamada retrete, cuarto escusado, servicio, letrina o water-closet, -porque lo inglés suena culto y más fino- recientemente se incorporó a esta casa

. También sabrá que este Museo, se haya ubicado en la que fue la casa del cura.

Desde el año 1942, vivió Dn. Antonio Valledor, párroco de esta villa, en esta desvencijada vivienda. Este erudito y rechoncho sacerdote, dedicó su vida al culto y a la lectura. Su intelecto le aislaba de lo que podían ser comodidades, o necesidades elementales, excepto la de comer, pues fue un autentico tragaldabas. No le preocupaba reposar sus más de 130 Kg. en la tabla con tronera de la que estaba formado el asiento, para adoptar la sedente figura, que lo aliviaba fisiológicamente. Por desagracia, aquel retrete se había deteriorado totalmente, y el arquitecto encargado de la restauración del edificio, no entendió o no quiso dejar, al menos, el local acondicionado para que pudiera instalarse, de nuevo el retrete, y en su lugar quedo emplazado un tubo de PVC, como si de un inodoro moderno se tratara.

Aún en la década de los setenta, pocas viviendas contaban en esta zona con ese higiénico cuarto. Puede parecer tercermundista, pero así era. En las que lo había, consistía en una pequeña dependencia, al final de un pasillo; o en un corredor en el exterior donde se colocaba un asiento al que se le practicaba un agujero semi-elíptico en comunicación con la cuadra, o con un compartimento, en el que se ponía paja o cualquier otra materia vegetal. Era necesario retirar periódicamente, el estiércol que se acumulaba en aquellas letrinas.

El que se instaló en le Museo, tiene incorporado unos cómodos apoyabrazos. En una de las visitas que realicé al Museo de Balen-Berg, en Suiza, pude comprobar como ya, en el siglo XIX, solucionaban el problema de los purines y detritus humanos, recogiendo éstos en grandes toneles de madera, instalados en unos robustos carros, construidos para ese fin. Con estas cubas, se trasladaba aquel abono orgánico a las tierras, y era usado como fertilizante; lógicamente antes de la siembra.

Haxa salú para que nuestras necesidades fisiológicas -sean de carácter superior o inferior- nos proporcionen la satisfacción, y el cálido placer del buen defecar, o la placentera micción.

23 de diciembre de 2009

Sigamos 12 años después con la descripción.

Como entonces se dejó el asunto tratado, sin entrar a describir otros utensilios utilizados para el fin que nos ocupa, citémoslos ahora para que sean conocidos.

Al igual que la rara circunstancia que hubiera esos cuartos escusados en las casa, también eran desconocidos otros asientos equipados para tal fin. Puede añadirse que al orinal, bacinilla, bacín, perico, tito, beque, dompedro, dondiego y en definitiva todos estos útiles con distintos nombres, podían ser extraños en muchos hogares de la zona rural. No digamos nada de los denominados “dompedro” porque éstos sólo estaban asociados a las clases acomodadas; o lo que es lo mismo: la burguesía. Pero de las circunstancias de ciertas pasadas costumbres que pueden llamar nuestra atención, creo que se debe citar aquellos defecatorios colectivos, que datan ya de época anterior a los romanos y perduraron hasta casi el siglo XIX. Consistían en letrinas o cuartos escusados, provistos de un largo asiento con varios huecos desde los que se defecaba. Esta social costumbre permitía seguir el tema iniciado en la mesa, sin que la necesidad fisiológica lo aplazara o decayera su interés. En la actualidad es posible que prestaran un gran servicio a la afición futbolera.

Comencé el tema citando a Cervantes y ahora vuelvo a recurrir a él para dar sentido a la etimología de algunos nombres. Nos habla Dn. Quijote de la vasija de servidor al que llama perico. Parece ser que en las posadas, si se pedía “servicio”, te facilitaban el bacín o perico, que era usado para las deposiciones mayores. Con el fin de que no quedara el mal olor en el aposento, éste era retirado por el servidor. Es fácil deducir que ricos asientos, tapizados de cuero e incluso de terciopelo, figuraran entre el mobiliario, -tal y como los que hoy forman parte de os fondos del Museo- a los que sólo era necesario aportar el receptáculo de los excrementos. Creo que así resulte fácil deducir que “dompedro” derive del susodicho “perico”.

El bloguero que pidió hiciera un comentario de ese tema, solicitaba que recurriera al sarcasmo de Quevedo para desarrollarlo; por lo tanto recurro a él, y sea pues de norabuena, que el autor del Buscón, cargue con los “palominos” que manchen el texto, y allá él si hiede.

Siempre observé que los servicios de señoras, en los establecimientos públicos, están limpios. No es que yo los use, pero a veces su situación permite, de soslayo, echar una ojeada a esos recintos. Sin embargo los de caballeros son inmundas letrinas en muchos casos. Allí algunos desaprensivos se comportan tan incívicamente, que para colmo dejan huellas de todo tipo. Por regla general, denotan su poca educación en los escritos; donde el lenguaje soez y el mensaje caligráfico, reflejan la catadura del amanuense personaje. Pero no es de estos grotescos escritos, de lo que a fe mía y por honor, dejaré aquí constancia. Sólo doy noticia porque son otra deprimente muestra de la baja estofa, que pulula en una sociedad cada vez más inculta.

El estilo fino y culto de Quevedo y Cervantes, no llegó a las masas populares. Cuando se plasmaba o relataba alguna de sus historias, eran relatos que la transmisión oral fuera deformando, por eso es fácil entender que frases o versos escritos en los lugares citados, fueran o parecieran ingeniosos. Me refiero a aquéllos anteriores a 40 ó 50 años. Es más, si en algún momento se pudieron considerar vulgares, nunca lo fueron tanto como en la actualidad.

He aquí algunos de aquéllos:

“Lo que se compra en la plaza y se guisa en la cocina
Viene al fin a parar a esta …oficina.”

“En este lugar de la casa frío y mal oliente,
empuja el más cobarde y se ca… el más valiente”

“Ca… el cura, ca… el Papa
y sin ca… nadie pasa”

Bueno, pues nada más. Después de esta muestra de ingenio popular, que algunos tímidos poetas, sólo se atreven a mostrar en lo que es fácil, sea su único lugar de inspiración.

Haxa salú

1- Retrete del Museo
2- Inodoro y bacinillas
3- Dompedro ¿perico?
4- Es posible se tratase de un improvisado dompedro para un enfermo.
5- Bacinilla, bacín, orinal…

jueves, 24 de diciembre de 2009

Invierno y teixo

Hoy comenzó el invierno. No es que para mí sea noticia pues llevo contabilizado muchos; después de sesenta y siete, ya los recibe uno con estoica resignación. Lo grave sería que me sorprendiera. Lo que sí me sorprende es el que a los medios de comunicación les sirva como noticia el que nieve en su tiempo. Vamos, algo así como el que los ríos fluyan hacia el mar y no a la inversa. La verdad es como si la noticia se dirigiera a tarados o los lerdos fueran los que la difunden. ¡En fin, paciencia!

Hoy recibí un libro interesantísimo: “La Cultura del Tejo”, de Ignacio Abella. Me lo enviaron Ana y Antonio; que como no puede ser de otra forma, siguen preocupándose por este ferreiro que habla con los árboles. Ya descubrí cosas importantes en este trabajo. Su autor me lo dedica y le doy las gracias desde este cainzo-blog.

Pero en atención a Ana, que fue la autora material de este obsequio, y que además conoce una ampliación de la historia del “teixo” de San Martín del Valledor, contaré a Vs. Ms. lo que me dijo una parte del tocón de este noble árbol; al que había sometido Arturo, el torneiro, a un tratamiento de mejora, para ser presentado en el Museo. Dicho sea de paso, yo conocí a este taxus en mejores condiciones allá junto a la iglesia de esa parroquia.

El caso es que con el fin de contar los años que este vetusto tronco había vivido, y colocarlo en un soporte elevado del suelo, comenzó Arturo a dejar uniforme aquélla irregular superficie, que entre el Sr. cura párroco (Manuel) y un operario, no muy ducho en le manejo de la mecánica sierra, habían agredido. Rebaja que rebaja llega la azuela a encontrarse con un objeto metálico, que en un principio asociamos con un clavo. Y digo asociamos, porque estaba presente, y fue en ese instante donde el mutilado tronco se dirigió a mí para contarme su historia. Hela aquí tal y como la relató:

-Lo que hace unos ochenta años clavaron en mí tronco no es un clavo, es una argolla en su golfón, para atar una caballería. Esa creencia de que no se deben atar animales debajo del teixo no es del todo cierta, tal y como muestra este agresivo amarre. Observa que estaba oculta en mi madera, porque de todas maneras seguí creciendo y ahí quedó. Pero mucho antes, mientras mi talla permitía pasar la cuerda con los brazos, ataban todo tipo de jumentos Puedo advertirte también, que los caballos eran los peores de soportar; no por su genio, sino porque sus dueños, en el comercio de Paco o en cualquiera de los otros, después de mitigar su sed con caldos del Rubido y jugar varias partidas, se olvidaban de sus cabalgaduras, que con su continuo piafar, producido por la larga espera y el hambre, golpeaban con sus herradas manos delanteras mi corteza. Puedes ver perfectamente el daño producido hace más de un siglo, a la derecha de esta molesta argolla justo casi al norte cuando estaba plantado.

-¡Coño! ¿Cómo sabes que era septentrión?

-Porque aunque soy madera, no soy “madero”; y tuve vida y puedo contarla. Además la dendrografía y dendrocronología, si las dominas, algo te dirían.

-Disculpe Usted la pregunta

-Como te iba diciendo, no faltaron agresiones en esos 172 años de mi existencia. Pero como la última, que acabó con mi vida, nada hubo. ¿Qué ocurrirá para que el Hombre perdiera el respeto a los árboles? ¿a la Naturaleza?, a su medio, a aquello del que al fin y al cabo forma parte, y por lo tanto es también su vida?

-No ocurre nada: simplemente que el que llaman homosapiens perdió todo tipo de referencias en esta alocada sociedad.

Haxa salú

martes, 15 de diciembre de 2009

Calefactores envases

¿Es posible que sólo viva uno de recuerdos? Creo que estos temas sobre el Museo me retrotraigan tanto en el tiempo, que alteren en sentido negativo, la oscura masa gris de mi cerebro. Seguro que llamar oscura a la materia encerrada en el cráneo es acertado. No recuerdo el nombre del científico o filósofo que dijo que era una da las vísceras mejor protegidas y en la más completa oscuridad. En mi caso, añado aquí ceguera, atraso y abstracción. No por nada, sino por aquello de que se niega a expresar lo que recuerdo con nitidez. ¡Y vuelta! ¿Qué importa esta vieja y limitada cabeza?

Siguiendo con esas pequeñas cosas que guarda el Museo, digamos que sólo el recuerdo de lo necesarias que fueron, era motivo suficiente para comentarlas y describirlas. Permítaseme también que el relato vaya acompañado de cierto escalofrío, producido por el recuerdo de estos útiles en los gélidos días invernales, en los que eran usados.

La casa en que nací esta situada en el bario que hoy llaman el Ferreiro. Su orientación hacia el nordeste hace que su parte posterior quede hacia el sur; en la que la ladera del monte llamado el Coto, impide la entrada del sol en el invierno. Este barrio, por consiguiente, es la zona más umbría y fría de la villa de Grandas. En esa estación del año, en que las xeladas y la niebla calan hasta los huesos, era normal ver los cristales de las ventanas con esos artísticos dibujos, que las bajas temperaturas imprimen en su condensación interior. Las mañanas se convertían en suplicio al tener que abandonar el cálido lecho. Pero: ¿qué había ocurrido la noche anterior para llegar a ese cobijo de blancas sábanas? Que el tormento había sido mayor, pensando en cómo acceder a la fría cama, en la que se percibía hasta la humedad de aquellos tejidos. De poco servía que en la planta baja la fragua del ferreiro hubiera caldeado durante el día ligeramente la estancia superior. Por lo tanto, cuanto más se alargase la permanencia cerca del hogar de la cocina, más se alejaba en el tiempo el momento de acostar el aterido cuerpo en el lecho.

Como algo providencial a esa duda estaban los elementos que servían de caldeo a la cama; que no era otra cosa que una botella con agua caliente. Esta agua, de la caldera de la cocina, debía cuidarse no excediera su temperatura a la que soportaba el vidrio, pues de lo contrario podía romperse y su contenido derramarse por el colchón, el cual no era fácil secar en el invierno. Todo el que era propietario de una botella de cerámica de ginebra, era afortunado, pues la radiación calorífica y duración era mayor. Había también otro sistema que consistía en calentar un ladrillo y envolverlo en un paño. Y lo que fue un verdadero avance en cuanto a su rendimiento, es la conocida bolsa de goma, que cuando tenía la funda de fieltro, era sentirse gratamente caldeado en las sábanas. No había en la zona los famosos calienta-camas de otros lugares, sólo el envase de latón que me dio un amigo figura entre esos elementos de caldeo.

La técnica consistía en ir empujando con los pies la improvisada estufa. Como es natural imaginarse, la posición al cobijarse entre las sábanas era de contorsión fetal; y la cabeza además de plegada sobre el pecho, debía permanecer tapada con las mantas, para que aumentase el “confort” la respiración. Sin embargo, de vez en cuando la sacaba uno ligeramente, para aspirar el refrigerado oxígeno del cuarto.

Haxa salú, y disculpen Vs. Ms. el silencio de este cainzo.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Descubrimiento

Hace aproximadamente veinte años, y en uno de esos viajes a donde comienza Somiedo y termina Belmonte de Miranda, me encontré en casa de Lolo, en Aguasmestas, el calienta pinzas de hacer la permanente. Allí lo tenía Evangelina, en una esquina de la entrada a su bar-tienda, como un elemento decorativo. A pesar que tenía la tapa bajada, vino a mi memoria aquel artilugio que de niño había visto en la peluquería de Leonor, en Grandas de Salime.

No podría asegurarlo, pero desde luego aquello se parecía mucho a aquel vago recuerdo de la niñez. Es caso es que al levantar aquella cubierta, quedó ante mis ojos algo que me resultaba tan conocido, que no daba lugar a la duda. Manuel Menéndez Hidalgo y su esposa me informaron que había sido de Carmina, hermana del citado y que había ejercido ésta de peluquera, y era la causa por la que se encontraba en su casa. Tiempo después la adquirí, y hoy se puede ver en el Museo Etnográfico de Grandas.

Como se haría largo contar la historia de las otras piezas, que acompañan en la peluquería, a esta “Eva Española”, y servían también para rizar y ondular los tupés, que debían dar gracia al peinado. Digamos que se trata de pinzas que son calentadas en infernillos de alcohol y algunas eléctricas.

Hoy que forma parte el conjunto de la muestra, carece de importancia su adquisición, pero en su día fueron significativos y transcendentales los hallazgos; que es posible no perduraran en el tiempo si no fuera esta circunstancia.

Espero no haberles aburrido con mis ilusionantes recuerdos, que se materializaron con el paso del tiempo. Lo de dar vueltas al buche, tirabuzón, caracolillo o rizo es defecto. También tienen otro nombre la falta. ¡Y basta ya!

Haxa salú

jueves, 3 de diciembre de 2009

Hoy: Permanente estética

Una vecina mía cuando le preguntaron la edad dijo que tenía sesenta y trece. Yo tengo sesenta más siete, y vi crecer las plantas después de crecidas, les contaré una de esas mutaciones que se operan en la sociedad.

Lo que ayer era signo de belleza, hoy no lo es. El cabello rizado, ondulado o simplemente agraciado, era un don. Era un distintivo de belleza física importante. Tanto es así, que se pagaba por rizarlo. Hoy, ¡para rizar el rizo! y demostrar la levedad de los imperativos de la moda, se “desriza”. Todo tipo de publicidad nos informa de los pasos y métodos a seguir, para que el pelo “luzca” lacio. Creo que hay hasta un sistema nipón que lo deja perfecto, hirsuto como el de la cabra. Además también es caro; como lo era hace sesenta… o más, hacerse la permanente. Esta consistía en lo inverso al sistema japonés. Con unos bigudíes de madera, unas papelinas impregnadas de cierto producto químico y unas pesadas pinzas, previamente calentadas en un aparato especial para tal fin, se lograba un ensortijado perfecto. Había dos tipos de enrizado: la susodicha “permanente” y el “caracolillo”. Es de suponer que de estos tipos de rizado hubiera ciertas diferencias; sobre todo en el precio. Por mi corta edad, no puedo dar información de cuál era más estético. Lo que sí recuerdo de aquellos tiempos era la canción que decía:

Te has puesto la permanente
creyendo que te casabas,
te pondrás esa y otra
y te quedarás donde estabas.
Con la permanente y el caracolillo,
se te ha llenado la cabeza toda de piojillo
La culpa la tuvo tu madre
por darle las veinte pesetas
más le valiera darle los cuartos
para comprarse unas medias.

Esta canción suelo cantarla a los visitantes que se interesan por el aparato calienta pinzas; de la que se puede deducir el costo de tan artístico peinado. Lo que sí recuerdo, cuando niño, oír la crítica que se hacia a la emperifolladas damiselas, que se rizaban el cabello imitando a las razas más puras africanas. Esto tampoco debe extrañarnos tanto, porque en la actualidad hay tendencia hacia lo mulato; y para lograr ese color se exponen al sol, cuan campesinas extremeñas, obligadas por las circunstancias. Se hacía el reproche de aquel peinado, porque las señoritas que se habían sometido al embellecimiento de sus guedejas, con rizados mechones, cuidaban que el elevado costo fuera rentable, evitando su deterioro. Por cierto, el celo que se ponía en ese cuidado consistía en eludir el lavado de sus cabelleras; y he aquí que aquella falta de aseo, convirtiera sus cabezas en un confortable habitáculo para cáncanos o piojos y sus blancas liendres. Esto dio pie al estribillo de la canción.

Cómo conseguí este aparato lo contaré otro día para ser permanente.

Haxa salú

martes, 1 de diciembre de 2009

Permanente

Este título puede conducir al error. Nada permanece, todo muta, nada es constante. Sólo en la adolescencia y en a juventud nos parece que todo es estático, que no se mueve, y eso lo convierte en perenne. Sin embargo, en la vejez se perciben esos cambios, esas mutaciones, como si fuera la metamorfosis de aquello que nos rodea y no captábamos. Creo que sólo el otoño, con la caída de la hoja, nos hace conscientes de esos cambios. Y aún así, el paso del tiempo nos muestra que el tronco del árbol ha cambiado. El tropismo que obliga a la planta a seguir al sol, la transforma, y sólo lo percibimos cuando las estaciones de nuestra vida, ya trascurrida, nos lo muestran. Algo parecido a intentar ver el movimiento de las agujas del reloj, que inexorablemente se mueven (a pesar que el tiempo no existe)

Bueno amigos: hasta aquí llegué para decir que la senectud hace mella. Mella, en el físico y en la mente, como no podía ser de otra forma, la transforma neurona tras neurona. Quiero decir que va quitando esquirlas; fragmentos tan grandes de esta grasienta materia, que se le olvida lo que realmente quería contar. Por lo tanto, describamos lo que es Permanente. Aunque como soy consciente de la extensión excesiva que aquí se hizo de lo pasajero, dejaremos para mañana la Permanente.

Haxa salú.

martes, 24 de noviembre de 2009

Patria o lo que hay

INTRODUCCIÓN

El 3 de mayo de 2006, día del que pronto hará 4 años, salió en la Nueva España, un ingenuo y candoroso escrito (como siempre) en la “Forxa de ferreiro”, que disgustó a la muy demócrata, ilustre, preclara, responsable y máxima representante de la Consejería de Agricultura. En un furibundo ataque de ofensiva ira, decidió cesar a este que suscribe, como representante en el Ente (Consorcio) estéril e improductivo como el campo que ella representaba. He aquí el daño moral ocasionado por el destituido herrero, que como oficial hierra y como humano cree que no erró. Y Darwin tampoco.

Esto fue pues:


FORXA DE FERREIRO
“Patria, o lo que hay”
José Mª Naveiras Escanlar

En cierto país del mar caribeño, dice la leyenda de su moneda: “Patria o muerte”, los ciudadanos contestan: ¡Carajo, que redundancia! Aquí en Asturias, podemos asegurar sin temor a ser redundantes, que patria o lo que hay, es lo que hay.

¿Cómo es posible que estos “gobernantes” en nombre de la democracia no sean ni medianamente demócratas; ni medianamente “gobernantes”? ¿Cuál es la diferencia entre el sistema totalitario y el de estas personas, que usan el totalitarismo para no “gobernar”? ¿Habrá algo peor que todo el poder esté en manos de aquéllos que lo único que persiguen es mantener el poder por el “poder”? Y porque el “poder” les da poder, coche, chofer y ... Divisa que los distingue cuan divisa ganadera, de contumaz rebaño.

¿Es que un ferreiro, desde sus limitados conocimientos, no logra discernir entre tiránicos absolutistas y déspotas de nuevo cuño? ¿Es acaso, difícil argüir que son soberbios, engreídos, impertinentes, vanidosos e incapaces, y que sólo persiguen intereses bastardos? ¿Será así, o que un ferreiro no debe conceptuar a plebeyos gobernantes, con ínfulas de burgueses; que lo único que esperaban de su país, era su propio acomodo? ¿Qué fue de las clases proletarias? ¿Dónde están los “rojos”? ¿Acaso rojos de vergüenza en sus despachos? No amigos: pletóricos de “poder”, sentados en los sillones que antaño ocuparon esas otras clases, que decían aborrecer y combatir.

Con altivez nos espetan que ellos “hacen”, “pagan”, son “creativos”, y todos debemos rendirles pleitesía, porque sólo con sumisión, seremos reconocidos ciudadanos respetables. Recuerdo una vez en que en un país, había un sistema político, que permitía dirigirlo como si fuera un latifundio o feudo de ciertos “señores”. Pues bien, ahora Asturias, tiene otra “franquicia”, en la que la exención es muy parecida. O lo que es lo mismo: el principio de la reacción, que dice, que a cada acción se opone otra de signo contrario y de la misma fuerza. Sólo que en este caso, creo que no cambia ni de signo. Se puede aplicar, también, cierta teoría de Darwin: “los órganos y los instintos se modifican debido a innumerables pequeñas variaciones, favorables unas, desfavorables otras; en la lucha por la “existencia” las variaciones favorables tienden a persistir (es decir se “heredan”) y las desfavorables a desaparecer: esa persistencia de nuevos caracteres da lugar a nuevas especies”. En este caso las nuevas “especies” tienden a persistir porque aprovechan las circunstancias favorables”, sin importar la génesis de quien se heredan. Mudan los tiempos, no los autócratas.

¿Es Asturias, Asturias? Valga la redundancia. Haxa salú

Degradación ética

La erosión de la conducta no puede ser asociada a que el ser humano fuera perfecto y degenerara. No, el envilecimiento se debe a cuestiones ambientales. Cada organismo necesita el medio adecuado, tanto para germinar como para un completo desarrollo. Claro que influyen en este proceso el clima y otros factores que le hacen adecuado. El clima no tiene porque estar asociado al éter; pero sí que este sea favorable hacia el anonimato, sin caer en el incógnito. Es decir: ahora que nadie me ve me apropio de este dinerillo, del que nadie notará su falta. Así, poco a poco, se hace el corrupto. Prefiero pensarlo así que no imaginarme una trama en la que participan varios, ocultando basura mediante falso papeleo en los despachos.

Así queda una parte más o menos clara. El ambiente propicio es el que la sociedad genera. Ésta se vuelve permisiva e incluso aplaude aquéllos que escamotean, o mediante trampas, van con la mano al cajón. Da la impresión, que en el fondo, ellos también lo harían, si se les brindara la ocasión. Por lo tanto protegen a los sinvergüenzas.

Pero cómo es posible que en poco más de 30 años hayamos caído en esta apatía y nos sea indiferente todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Para mi forma de ver las cosas, hay una conspiración nacional que nos conduce a comportarnos como zombis, seres atontados y mediocres, que siguen órdenes, vengan de donde vengan. Se perdió todo criterio o se silencia éste perteneciendo al grupo. No importa siquiera si éste está aborregado y por lo tanto sumiso.

Cierto proverbio chino dice: “rodéate de mediocres y destacarás”. Así es como gobiernos de tal catadura destacan. No por la vulgaridad de los que los votan, que a veces ni son culpables del desacierto, sino por su baja formación; inducidas por el propio sistema que sabe como mantenerse, creando el medio ambiental, que citaba al principio ¿Cómo logramos una masa abúlica o indiferente? ¿Cómo crece y en qué medio?

Es muy sencillo: en los años setenta se empiezan a cerrar escuelas. Es posible que fuera algún iluso pensando en mejorar la enseñanza; porque de todo había ya en la Administración, hace cuarenta años. –Esto se dice por si lo hicieron por error-. O sea, cerramos escuelas: sociedad adocenada ¿O serán otros factores éticos?

Haxa salú

Capítulo IX. Pequeña aclaración

Esto sigue; lo que ocurre es que las circunstancias me obligan a ir cambiando de tema. Este país es ¡tan variado! ¡tan rico en escándalos!, que no sabe uno a qué atender!

Haxa salú

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Compadecencia ante la Comisión de Economía y Hacienda

INFORMACIÓN DEL FERREIRO

Pequeña introducción para aclarar el por qué de mi comparecencia en la Junta General del Principado de Asturias: Como Director rindo cuentas al Consorcio para la Gestión del mismo. Por lo tanto no es de mi incumbencia si este Ente, rinde sus cuentas a la Sindicatura. Sus motivos tendrá para eludir esa responsabilidad, y si no allá ellos. Pero lo que no pueden pretender es colocarme como testaferro, y así lo hice saber en mi comparecencia:

Comparecencia ante la Comisión de Economía y Hacienda de la Junta General del Principado de Asturias, a propuesta del Grupo Popular, expediente: 07/1022/0020/10120 FECHA: 17 de noviembre de 2009, a las 9:00 horas

Buenos días:

Con la venia de esta Comisión de Economía y Hacienda, me presentaré ante sus Señorías:

Me llamo José Mª Naveiras Escanlar; soy conocido como Pepe el ferreiro, y fue solicitada mi presencia ante esta Comisión por Dn. José Luis Vega Álvarez, Director General de Patrimonio, como Director o Gerente de Consorcio para la Gestión del Museo Etnográfico de Grandas de Salime.

Con el fin de evitar malentendidos debo aclarar, de nuevo aquí que ni dirijo, ni soy el gerente, ni pertenezco a ese Consorcio desde el 3 de mayo de 2006, en que fui cesado como representante de la Consejería de Agricultura en el citado Ente. Fundé y dirijo el Museo Etnográfico de Grandas de Salime, y es por eso por lo que me presento aquí de forma voluntaria, para despejar cualquier duda sobre mi conducta y gestión administrativa en este Centro. No estoy aquí para servir de ariete a sus Señorías, contra el Consorcio, o la Consejería de Cultura Y Turismo; aunque estos Organismos, no merezcan una especial consideración por mi parte.

Como pueden colegir, sus Señorías, en la presentación, mi oficio es el de ferreiro; aunque ejerza de diletante en cuestiones de Etnografía y practique la costumbre de tomar como referencia mis orígenes. Esto puede dar lugar a que mi baja instrucción y limitaciones en el lenguaje hagan que no me exprese de forma correcta, y me comporte vulgarmente. Por lo tanto, permítanseme recurrir a los eufemismos y la metáfora para exponer a sus Señorías, mi opinión sobre esta Comisión y lo inadecuado de mi presencia en esta sala.

Parece ser que entre la “fauna” que campea por sus “fueros” en Asturias, hay unos “escurridizos pájaros” que se mimetizan entre la maleza que fue formándose desde hace años. Entre esos pájaros, están también los “gavilanes”, que tratan de darles caza; y con “argucias”, pretenden éstos, convertir a los demás en “testaferros”. Dan por sentado que a falta de glándulas olfativas en sus “perros”, lo más adecuado, es recurrir al “señuelo” para que el “pájaro” acuda al reclamo, y de un tiro, ver si abaten dos trofeos para sus vacías vitrinas “ornitológicas”. Creen que es un juego, o el entrenamiento para un mediocre combate medieval, en el no hay “caballeros”, y no tienen en cuenta que el “estafermo”, les puede con la reacción, devolver el golpe. Es por eso Señorías, que deben Ustedes buscarse otra “cabeza de turco” apropiada, porque se equivocaron con este “ferreiro”; que no tiene arte ni parte en los manejos que se traen es esta Junta, y mucho menos en los órganos de gobierno. Diriman sus diferencias –si las hay- con otro; y bátanse Ustedes con “honor”, contra los “engreídos”, porque en eso los considero igualados. Así darán una satisfacción a todos los asturianos, que ya no pueden discernir quiénes son los más “pícaros” o “granujas” en este País.

El día 10 de junio de 2009, comparecí ante esta Comisión para otra pantomima ante la opinión pública. Esto parece un teatro de “titiriteros” donde la escoba golpea a la bruja o al malo, y sin embargo, sólo se trata de mover los “hilos”. Muevan algo más y demuestren, sus Señorías, eficacia.

Sería satisfactorio que en vez de comparecer ante Ustedes, hubiera sido ante la Comisión de Cultura, para preocuparse por la marcha y desarrollo del Museo Etnográfico de Grandas de Salime. Muchas de sus Señorías es posible no lo conozcan o que transcurriera un lustro, y mas bien una década o dos, sin que les interesara lo más mínimo. Y que conste que el tiempo sería lo de menos, si importara la existencia de este Centro; que descaradamente usan como cebo o trampa, ante aquéllos que no se atreven a “denunciar” sin “ambages”. Me hacen comparecer aquí tanto los lobos con pieles de cordero, como los que pertenecen a otra manada, y entre semejantes jaurías pretenden descuartizar la pieza en beneficio propio.

Aquí me tienen otra vez. Y aquí porto el informe que les fue presentado en aquella ocasión; que el Grupo Popular, demandante, se abstuvo de hacerse cargo del mismo; visto lo cual lo ofrecí al Letrado de la Junta, Dn. José Tuñón Bárzana, que me indicó que éste, debiera haber sido el grupo citado el receptor. Por lo tanto: hoy y aquí, les digo Señorías, que cuando precisen algún dato del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, deberán recabarlo en el propio domicilio de este Centro. Allí se les informará de todo aquello concerniente al mismo. Porque naturalmente, aunque estos datos son referidos al ejercicio 2006 no serán entregados aquí, aunque sus Señorías lo soliciten ahora. Con esto, al menos se evitarán molestias inoportunas a la Dirección, desplazamientos y gastos de hotel; que en este caso debieran ser abonados por el grupo demandante. Lo que estoy dispuesto a reclamar, aunque no guarden sus Señorías las facturas, como recuerdo de un “estéril despilfarro” más.

Si alguna pregunta desean hacer V.S. como dije al principio, aquí estoy; pero por favor no me hagan perder el tiempo, en esas lides de las que les recuerdo soy ajeno. Y permítanme les cite aquí una frase de Horacio, que dijo… “dichoso aquel que se mantiene lejos del foro y de los umbrales soberbios de los poderosos”

Muchas gracias. Haxa salú

En Oviedo, a 17 de noviembre de 2009

P.D. El entrecomillado es posterior a la comparecencia


domingo, 15 de noviembre de 2009

Capítulo VIII

El poder no emana del pueblo como se pretende hacernos creer. Dios, el poder es detentando o usurpado por los grupos citados anteriormente; que incluso pueden camuflarse tras la poderosa banca y sus adlátares. Con total y camaleónico mimetismo, pueden presentar quiebra sin explicar qué ocurrió con el dinero que el pueblo les confió y que ellos escamotean sin rubor. Dicen que es la crisis; sin embargo hace un año era todo jauja y de golpe las cajas quedaron vacías. ¿Te lo crees Tú, que todo lo ves?

Dios, cuanto más escribo, mas confianza me tomo contigo ¡Qué satisfacción siento al sincerarme! Es tal que si no fuera porque me pueden acusar de libelo llamaría a muchos por su nombre, y no sería infamatorio. Al contrario, los epítetos realmente descarados en los que estoy pensando, son los más adecuados para esta tropa. Sin embargo, lo que no entiendo es como Tú, que no pueden afectarte las incoherentes leyes de los humanos, no te irritas, y con justa ira, no les infringes un severo castigo a estos depravados ladrones. Y que conste, que esto lo digo aprovechando la confianza que me une a Ti, y en tu nombre, aunque pueda aparecer como herético.

¡Home! Mira como será la confianza y el abuso de tu amistad, que incluso quería pedirte me dijeras a quién salvar. En mi falta de fe, no me di cuenta que eres infinitamente misericordioso, y perdonas los pecados a aquéllos que se arrepienten, tienen propósito de enmienda y restituyen el mal ocasionado. Al ser esto así, cómo te voy a pedir que juzgues a los de Sofico, P.S.V., Fofum Filatélico, Filesa y demás crápulas, si a estos infelices los superan cada día infinidad de cleptómanos mucho más peligrosos. Con sus puestos en la política y otros despachos, vacían las arcas de ayuntamientos, gobiernos autonómicos e incluso ministerios y direcciones generales; dejando en ridículo a los más afamados ladrones.

Debes disculpar que mezcle sociedades financieras, bancos, políticos, cooperativas de viviendas, dirección de la guardia civil, ministerios etc., por la falta de costumbre en cuanto a los nuevos sistemas de planing. Naturalmente, que al ser de origen campesino y vivir siempre en el medio rural, porta uno los defectos del iletrado paleto. En el campo, hace años se reciclaba todo. Si pero un poco al tuntún; no como ahora que hay contenedores para todo. Todo servía y naturalmente la basura se aprovechaba para cuito. El estiércol nunca alcanzaba para las tierras de cultivo. ¡Qué lástima se hubiera abandonado la agricultura, con la cantidad de m… que hay en la actualidad! Mira como será que en muchos pueblos de montaña, no saben que hacer con los despojos. Tampoco es de extrañar: se vive limpiamente y no hay detritus. ¿Detritus será lo que hay ahora? ¡Qué manía de usar palabras desconocidas! Tampoco sé por qué esta costumbre del pleonasmo o petulancia. ¿Y a qué vino este comentario sobre la inmundicia, si se trataba de otra cosa?¿Acaso, Dios, me estás confundiendo para que deje tan escabroso tema, por herético e irreverente? Si es así perdóname ante este impío descaro, hacia ti y a tus siervos; que es posible se vieran obligados a ominosos y reprobables actos para comprarse unos trajes, yates o un modesto chalet. ¡Qué culpa tienen ellos de que el pueblo o las masas, los ponga en lugares tan proclives al tentador saqueo! Ellos, ellos, que es posible se condenen por culpa del sufragio ¡¿Cómo van a ser tan abyectos y ruines?!

Haxa salú

viernes, 13 de noviembre de 2009

Capítulo VII (por lo menos)

Recordando las palabras del oráculo o más bien una de las leyes que Moisés bajo de aquel monte Sinai, entregadas para que nos comportáramos como seres racionales, llegué a la conclusión, que de este Mundo, que tú, Dios, dices haber hecho, sólo queda una burda falsificación: no existía la propiedad. Pues verás, el décimo mandamiento que dice: no codiciaras los bienes ajenos, sólo pueden pecar en él los proletariados, los que nada tienen; pues las riquezas y los bienes son de unos pocos: de la Iglesia, de la Realeza, la Burguesía o nuevos ricos y la Nobleza. Dejo a estos en último lugar, porque duques, marqueses, condes y demás títulos, se desconocen sus posesiones y hasta creo los llaman “gentiles” ¡Si vieras, Dios, la cantidad de distintivos que usan esa clases sociales, incluidos los escudos eclesiásticos! Hay también una clase social armada, de la que puede ser poco saludable hablar. Y otra política, con distintivos supuestamente inmateriales, que además de estéril, para el bien común, se está volviendo perversamente corrupta; pero en nombre de la democracia, dicen que fueron elegidos por el pueblo. En cuanto a bienes, es cierto que el proletariado o chusma, como hace poco la llamó un miembro del orden, sí tienen bienes. Bienes de consumo: casa, coche, televisión y nevera. Por cierto, sanidad, para que esté útil para el trabajo y la televisión para lavarle la cabeza, sin champú ¡y por dentro! Son también poseedores vitalicios del paro. Pero suele estar satisfecho de su condición. Les dicen que al ser poseedores del sufragio, éste, los legitima para poner al frente del sistema a sus representantes. Representantes que no suelen ser los mas aptos; pero sí los más adecuados para servir de edecanes fieles, al nepótico sistema.

Haxa salú

martes, 10 de noviembre de 2009

La computadora

En Latinoamérica, parece ser que siguen llamando computador al aparato que hoy resuelve algo más que complicadas operaciones matemáticas. Yo ni siquiera puedo poner nombre al “chisme”, porque sé para que sirve, pero no sé manejarlo. Quiero decir que me va muy mal para leer en su pantalla, y su técnica resulta complicada para un ferreiro; la técnica del manejo no la de sus "jigas y megavits". De todas formas estos desordenadores cerebrales son unos resabidos de cuidado: ¡se creen que lo saben todo! Además su desfachatez e incultura es manifiestamente ofensiva. Escribes coucilloes, eixe y treitoiras y el pedante sabelotodo, además de poner los caracteres en rojo, ¡se atreve hasta corregirlo! Este ignaro y cretino, desconoce que el eje del carro del país, gira sobre esas fundamentales piezas ¡Me va a dar lecciones este engreído! Sin embargo puso mal en mi hológrafo escrito “Sociedad materialista”: “Tablas”, “ver”, “eleve” y”prédica” y no se enteró.

Ahora les explicaré mis limitaciones (no todas porque se haría muy extenso el cainzo). Ignoro todo lo relacionado con el ordenador. Mis autógrafos –escritos- los pasa al blog, Elena. Ella me transmite lo que contestan, y gracias a su buen hacer, estoy en contacto con Ustedes. Les ruego disculpen que no conteste a todos, pero la verdad es que estoy “enganchado”. Lamento que muchos se quejen de que me extiendo demasiado: pero las cosas “son como son”, porque sino no son. Para Morse estuvo bien con el telégrafo. Además el lenguaje, para mí, resulta apasionante. He aquí la égloga campestre, verbosidad excesiva; y humilde culto a Cervantes, por eso de: “vueltas dabais en la manta querido Sancho. En la manta no, V.M: en el aire”

Permito el manteo…en el espacio

Haxa salú


domingo, 8 de noviembre de 2009

Sociedad materialista

Ahora entiendo por qué Moisés, al bajar con las Tablas de la Ley y se encontró a su pueblo adorando al becerro de oro, tuvo un ataque de ira y rompió esas tablillas, que Tú le habías dado. Sí, Dios, sabías que debiera haber aplicado la Ley, en vez de romperlas. Sin embargo te mostraste invidente ante tan flagrante delito: dejaste el becerro, y no te importó hacer una nueva segunda o redacción, que ese pueblo de idólatras, tomó como algo escrito en papel mojado ¡Velo tú mismo, mira! ¡Mira Dios, mira por favor por qué las cosas no fueron a mejor! Dicen que eres justo, infinitamente sabio ¿Es de sabios ver la injusticia y no repararla? ¿Cuándo, Dios, cuándo estuviste al lado de los débiles, de los pobres, de los enfermos? ¿Por qué, por qué te rodeas siempre de los poderosos? ¿Acaso crees que los humildes somos estúpidos y tan majaderos que no vemos los fastos de aquéllos que te representan? ¡Esas pompas y grandiosidades, de las que alardean tus ministros aquí en la tierra! ¿Acaso desconoces esa suntuosa mansión donde tu representante ejerce de embajador allí en esa Roma, años después que aquel Moisés rompiese el código moral? A ti que eres omnipotente, permíteme te cuente lo que está ocurriendo desde hace al menos dos mil años, y que parece olvidado: en esa ciudad imperial donde aquel Simón, al que pusiste el seudónimo del lítico y duro pedrusco, alguien se tomó la libertad de hacer en su nombre una Basílica majestuosa. Es monumental la plaza que recibe el nombre de ese primer Papa. Son colosales las iglesias que existen en esa ciudad excelsa. Hasta el apóstol Pablo, que era enclenque y enfermizo aparece en su ciclópea escultura mayestático; armado de una descomunal espada, cuan guerrero y no apóstol. Todos los templos donde dicen rendirte culto, son sublimes, excelsos; lo mismo en capillas, iglesias, basílicas o catedrales, allí lucen obras de arte primorosas. Baldaquines solemnes protegen altares, donde Abrahán no se atrevería ni a obedecer tus órdenes sacrificando a su vástago. Patios, jardines, claustros que harían morir de envidia al más vanidoso, soberbio y altivo romano; de esa Roma, concupiscente, libidinosa y corrupta, a la que se parece tanto la sociedad actual. Es cierto, y así debe ser, que el arte eleva al hombre por encima de su mediocridad; pero éste nunca debe ser usado para enaltecer la vanidad de aquéllos que deben mostrarse humildes: sencillos cuan la prédica, sino de poco sirve el sermón ¡Si todo este patrimonio, se hizo con tu anuencia, y pensando glorificarte, en verdad te digo que fue un error! Pero ahí está y ahora debe ser respetado. No porque te represente, ¡todo lo contrario! Sino por el arte que contiene. Lo grave es que simboliza a esta sociedad materialista.

Haxa salú

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Dios o sistema

Ayer fue el día 2 de Noviembre de este 09. El día de Difuntos o por todos los Santos solía hacerse una reposición del Dn. Juan. Sin embargo ayer escuché a Dn. José Saramago, hablar de su nueva novela “Caín”. Parece ser que uno de los reproches que le hace a Dios, es su falta de magnanimidad hacia este personaje del Antiguo Testamento. Compraré la novela porque deseo saber que narra Saramago de ese infeliz que mata a su hermano con la quijada de un burro por celos. Y deseo saber lo que este escritor cuenta, en un momento, en que robar y matar es algo tan natural como tomarse una caña. Podemos añadir que los muertos en carretera son pura estadística; y las violaciones a menores, por menores, y con pormenores de lo más tétrico, ya ni nos inmutan.

Hace mas de ocho años escribí una crónica en la Nueva España a la que titulé “Clonación”. El tema, como era referido a un cura maricón, deseo darlo a conocer ahora, en este cainzo, en el que se cuelga de todo. No por hurgar en el agujero de la sodomía, sino porque me lo suscitó Saramago, por los reproches que dice hacer a ese Dios, que parece mirar para otro lado. Esto fue “forxa de ferreiro” el 19 de enero de 2001:

“CLONACIÓN”

No pretendo ser irreverente en materia religiosa, pero hay cosas que merecen cierto análisis, o al menos meditarlas profundamente, para llegar a una conclusión aunque ésta sea equivocada.

Parece ser que cierto cura, decidió dar un camino distinto a su vida. Está en su derecho y debemos respetarlo. Lo que ocurre es que esta sociedad, de falso puritanismo, se escandaliza, cuando debiera sentirse halagada de que un responsable religioso sea sincero.

Yo no soy un entendido en teología moral, pero mis razonamientos van hacia el estudio de las acciones humanas, para darle sentido al dogma de la filosofía religiosa.

Quiero decir que el comportamiento humano, según mi punto de vista, puede estar condicionado por ese Ser superior, que según la Iglesia, fue el que todo lo creó. Claro que a la Iglesia le salió ese inglés llamada Darwin que les desmontó la teoría. Pero bueno, dejemos a un lado el evolucionismo y hagamos el estudio desde el creacionismo.

Si Dios, hizo al hombre a su imagen y semejanza, Él también tenía defectos; porque a mi no me sirve de justificación el libre albedrío. Si lo creó ¿porqué razón empezó por el varón? ¿no era más fácil crear a la mujer, que es más reflexiva, y además, con una simple clonación ya estaba el problema resuelto?, como hizo más tarde con la Anunciación, que por medio del Arcángel, le llegó el recado a la mujer del carpintero. Porque es de suponer que el hermafroditismo, también formara parte de su Ser, y como la infalibilidad era inherente a su naturaleza y sabiduría, nada puede ser imperfecto.

Hay una prueba evidente de que Él tenía tendencia hacia la sodomía; su concúbito fue manifiesto, o al menos anduvo hurgando en aquella masa informe de arcilla, a la que con un soplo le había dado vida. Su tendencia hacia el sexo masculino nos la mostró al crear a Adán. No coincide lo de las costillas que son verdaderas, falsas y flotantes, y su número es par; por lo tanto ¿cómo quitando una costilla para crear a Eva, la herencia genética nos enjareta 24, para formar la caja torácica? ¿Tendría Adán 25?

En fin que si el cura salió del armario, admitiendo su naturaleza, no debemos hacerle ningún reproche pues el Divino hacedor, si creó la virtud también debió crear el defecto; si es que se le puede llamar así.

¿Racionalismo o mera divagación?

Haxa salú.



Y ahora sí que digo que no hay vaguedad ni circunloquio, voy directamente a la más dura crítica. No me importa ser irreverente porque quiero decirle unos cuantos axiomas a este Dios ciego y sordo.

Sí, Dios, envía tu flamígera espada ahora que empiezo el relato. Muestra tu disgusto y evita que pueda dar mi opinión sobre ti.

Próxima entrega: Sociedad y Religión materialista

viernes, 30 de octubre de 2009

Acertada rectificación

Supongo que muchas de Vs. Ms., habrán oído el caso de aquel señor que escribía a veces en los periódicos artículos de protesta. En verdad que había lugar, pero en cierta ocasión la crítica fue algo más exacerbada y dijo que el alcalde y la mitad de los ediles eran, además de caciques, tontos. Como era de esperar el alcalde lo llamó a capítulo, y tras la correspondiente reprimenda, le conminó a rectificar en la prensa aquellos calificativos un tanto fuera de lugar. Al día siguiente pidió disculpas y dijo que la mitad de los concejales no eran caciques ni tontos.

Por lo tanto, yo rectifico también y digo que la mitad de las corporaciones de este país no son corruptas.
De nada. ¡Faltaría más! Haxa salú

jueves, 29 de octubre de 2009

Obsoleto sistema

A veces lo importante queda relegado y con esto pasa el tiempo. Quiero decir que por causas relacionadas con el Museo y otras menudencias, que ocupan mi cabeza, sin que por ello sirvan para arreglar los graves temas que aquejan la sociedad en la que me tocó vivir, convivir o subsistir, y dan lugar a que lo trascendental siga ahí postergado. Así que de hoy no pasa.

Las cosas funcionan bien o mal cuando las componen distintas partes. Pero aún así a veces fallan ni con esas. Veamos un ejemplo: un coche tiene en su motor todos los mecanismos y sin embargo puede negarse a funcionar. Hace ya años me puse a montar el telar de bajo lizo en el Museo. Las piezas estaban dispuestas en el suelo para darle sentido al puzzle. Me decía: sí ésta va aquí y ésta otra más arriba, sobre ésta otra, puede ser que sea así. Vuelta a un lado, vuelta a otro, el telar tomó forma. ¡Ah!, pero hete aquí, que al final había dos piezas que no había donde colocarlas. Volver a desarmar resultaba embarazoso, no sólo por el temor a un peor resultado, sino que el tema urgía en ese desmedido interés por saber cómo funcionaría. Así que lo dejé, y esperé a que la tejedora, que conocía el artilugio, diera un vistazo a aquel complejo tinglado. Parece ser que aquello tenía arreglo porque no eran fundamentales y el telar funcionó con aquellos palitroques atados con unas cuerdas. Así estuvo hasta que se trasladó de lugar. En él la urdimbre y la trama dieron lugar a mantas. Estas mantas eran hechas, a veces, con retales o tiras de trapos.

Ahora veamos como armar el sistema hexaédrico, del que les hablé prescindiendo de “piezas” innecesarias. (ver entrada al Blog 29-09-2009)

Pongamos por caso que en cierto imaginario lugar del Planeta hay un sistema instituido que consta de 17 ministerios. Cuando tuvo 15, también desempeñaba su función (como el telar) así que dejándolo en 6, queda garantizado su funcionamiento; porque eliminando dinamismo burocrático quedan menos lugares de fricción, y por lo tanto, se necesita menor lubricación. O sea no hay que “engrasar” tanta “pieza” innecesaria. Además se economiza energía eléctrica, combustible, calefacción y tarjetas oro. Claro que se resentirá el pueblo y las fábricas de coches de lujo (el pueblo por el conductor) Esto es de lamentar, pero se le puede pagar igual el sueldo sin que tenga que conducir “cargas”/“cargos” inútiles (género inventado por una ministra).
–SEGUIRÁ-

miércoles, 28 de octubre de 2009

Putrefacción

¡Por favor, que no sigan descubriendo casos de corrupción, porque nos va a dar algo! Además, ¿quién gobernará? Claro que lo que sobra es sitio en las cárceles: ¡no van allí!

¡Qué cruz! ¡Qué país de pútridos!

Haxa salú

domingo, 25 de octubre de 2009

Pesimismo

El tilo que bordea
la casa en qué nací
evoca los recuerdos
más gratos para mí

De esta canción sólo recuerdo esta estrofa. La cantaba desde muy joven y me producía gozo. Aún hoy sigue siendo evocadora de recuerdos, cuando paseo bajo esos tilos que circundan la carretera un largo trecho. Allí donde creció ese primer tilo, en el que de chico, en algunas ocasiones el ferreiro, mi padre, me decía cogiera una rama para ahuyentar las moscas, algún díscolo caballo, que se negaba a permanecer sosegado por culpa de los molestos insectos, en el verano. Allí está hoy más crecido a pesar de aquellas pequeñas agresiones a las que era sometido su tronco. Allí está la casa que hizo mi abuelo Ceferino, en la que criaron a 11 hijos, él y mi abuela: además esta abnegada mujer padeció 6 malos partos, que harían un total de 17. De los que vivieron, 9 emigraron a esa vasta Argentina, y allí varios fenecieron sin volver nunca a esa casa en la que habían nacido. Después, Benigno, el ferreiro, se convirtió en el patriarca de la casa y junto con mi madre criaron 5 hijos. La primera murió, así que fueron 6. Allí crecimos y después nos fuimos emancipando. No eran tiempos fáciles. Una hermana mía emigró a Uruguay y un hermano también se fue a la extensa Argentina, a hacer las “américas”. Así que en ese allí, que era mi casa, vivíamos 5 y algunos aprendices de ferreiro que esporádicamente compartían el escaso espacio de la morada, donde antes, los antecesores fueran protegiendo aquella numerosa prole.

Todo era escaso; hasta las mangas de mi chaqueta. Sin embargo, el desgaste en la culera de mis pantalones, mostraba pródigamente los remiendos, o anteriormente generosos desgarrones, que dejaban ver la blanca tela de mis calzoncillos; quedando así el pudendo trasero expuesto a las indiscretas miradas de otros. Fueron tiempos malos de posguerra, pero ahí estábamos. Hoy, allí, donde transcurrió mi niñez, adolescencia y juventud hay una casa vacía y un tilo, que observa indiferente la nada; 15 viviendas vacías son la muestra de un barrio. Más de 100 en el pueblo, y 93 negocios, grandes y pequeños, que cesaron en su actividad en 5 décadas.

Ayer asistí a la magistral conferencia que se impartió en el RIDEA. Dn. Jesús Arango Fernández mostró estadísticamente los cambios en la agricultura y demostró que las cosas mejoraron económicamente. Sí, Jesús, querido amigo ¡claro que tus datos son ciertos! Pero ¿te das cuenta que son fríos y no vienen a paliar el despoblamiento del campo? ¿Que Asturias, que la Asturias occidental no existirá dentro de 10 años? No existirá nadie, porque se acabarán sus habitantes, por una cuestión de envejecimiento, sin que nadie tomara una sola medida para evitarlo. No para evitar un hecho incuestionable como es la muerte, pero sí para que hubiera un relevo generacional. Sí Jesús, caro amigo, si había, y aún hay solución, si se quisiera hacer, pero nuestros gobernantes están demasiado endiosados para hacerlo. Sí, Jesús, apreciado amigo, la hay, y tú lo sabes. Además, permíteme que te diga que prefiero un populoso barrio de desarrapados, donde los pobres éramos felices; los niños jugaban, se cantaba y se reía; que una ciudad de autómatas o una aldea vacía. Es posible que mi aldeanismo esté marcado por haberme criado en un barrio casi marginal, llamado el Ferreiro; al lado de otro en el que la miseria parecía cebarse con sus moradores. O que mi edad, ya en la senectud, haga que me aferre a recuerdos imposibles; como aquel anciano de Salime, que creía que el río Navia jamás anegaría su casa. La que fue mi morada está vacía, pero Jesús, lo que está vacío también es mi pecho; mi corazón constreñido, angustiado, por la dejadez a la que sometieron esta, siempre, ultrajada tierra del Occidente asturiano. Espacio, espacio es lo que queda para el vacío absoluto; la maleza en la que los zarzales lo invaden todo y el tilo que bordea la casa en que nací.

Haxa salu
INCORRECCIÓN

En ese mismo día, en que llegan a Oviedo, los Príncipes, para la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, hay un desmesurado despliegue de fuerzas policiales de todo tipo; Oigan Vs. Ms. lo que cierto superior, de uno de esos cuerpos decía en la Plaza del Sol, y fue oído por mi mujer: “Sólo la plebe se mueve por estos lugares”. Fue inadecuado el calificativo, viniendo de un representante del pueblo, populacho, chusma, masa, vulgo etc. del que seguramente proviene, a juzgar por su ordinariez, vulgaridad e incondicional sumisión a la superioridad; al servilismo y pleitesía que rinde al poder establecido en cada momento. ¡Qué no caigamos bajo la férula de su porra!

Haxa salú

viernes, 23 de octubre de 2009

Mis conclusiones: congreso rural en Salas

Asistí, invitado a ese Congreso que tuvo lugar en la villa de Salas, e incluso participé en una de sus mesas redondas. Es curioso que mis conclusiones no coincidan con lo expuesto por alguno de los ponentes, y salga siempre a la superficie, mi lado negativo. Trato de evitarlo pero al final, triunfa el botarate que llevo en mi interior. De todas maneras, ¿Qué ocurre para que veamos con indiferencia el despoblamiento, envejecimiento y abulia del deshabitado medio rural? ¿Es posible que sea yo el equivocado? ¿Qué esto tenga solución? Lo dudo; pero a lo mejor es factible. De todas maneras, en ese Congreso, no vi un solo actor de esa realidad rural. Allí estábamos los teóricos (unos más que otros) que para paliar ese despoblamiento del campo usamos, como los políticos, la demagogia. Menos mal que al hallarse ausente la masa campesina, ignora que nos aprovechamos de su pasividad. El caso es que en treinta años se acabó con el campo. “Entre todos la matamos y ella sola se murió”

Al hablar con un célebre economista, le expuse mi razonamiento sobre la falta de aquellos productos naturales que en el campo antes se producían; me contestó que gracias a ese cambio en los medios de producción se había mitigado mucha hambre en el mundo. Es cierto, pero yo sigo echando en falta aquellos ecológicos frutos de la tierra, que daban lugar a una variada gastronomía. También dijo después algo que se contradecía: “la necesidad de conservar el campo”. Además no dejo de preguntarme si con los productos no dejaran de existir también esos actores y el campo será lo que creo pretenden algunos: “espacio natural de alto valor cinegético”. Y como si nosotros actuáramos a espaldas de la realidad, encubriendo a los protagonistas de tal atropello. Tropelía y afrenta a esas formas de vida, que deja en uno esa sensación de mala conciencia.

ANOTACIÓN MARGINAL

En una de las crónicas que colgué en este cainzo, dije que quedaban deslegitimizados para opinar sobre este tema, todos aquéllos que desempeñaron un cargo público; en ese caso si éste está ligado a la Consejería de Agricultura. Pues véanlo Vs. Ms.: nos dice un alcalde, (campesino para más agravio), que lleva treinta años en el cargo y cuatro de estos los pasó como Director del Instituto de Desarrollo Rural (¿…?) o Director General de agricultura: “Si no se frena el abandono del campo, habrá una incidencia negativa en el turismo” (¡sin palabras!).

Seguimos: El día 22 de este seco octubre, tengo pensado asistir a otra ponencia de cierto exconsejero de Agricultura que tendrá su actuación en el RIDEA, en el Foro de Debate sobre el “Futuro” del Medio Rural en Asturias, que tuvo a bien titular: “Agricultura y Espacio Rural en Asturias”.

De momento nada puedo opinar de lo que pueda decir alguien sobre el patológico estado del enfermo; aunque éste yo lo vea agónico. Mortus et nun rebuxes (latín grandalés de dice: muerto está, pues no se mueve).

Si no fueran los reproches que se me hacen por extenso seguiría. Y sigo y digo: Bien por “La Escultura en Norte”, de esa bienal de Salas.

¿Leer no es malo? ¿No tiene efectos secundarios para la salud? ¿Entonces la intoxicación de que proviene?

Haxa salú

miércoles, 21 de octubre de 2009

Música y derechos

Entre mis preferencias musicales y manías del tarareo, hay tres o cuatro referidas a la música clásica. Una de ellas es del compositor Maurice Ravel, con su Bolero. Como saben Ustedes, en ese concierto van incorporándose instrumentos y sus intérpretes, al mismo tiempo que la sintonía y la inflexión de sus acordes, aumentan de volumen. De esta manera, cada vez con más intensidad, suenan los repetidos sonidos, que me conducen al paroxismo o frenesí, en el que llego a convertirme en el director de la orquesta. Como comprenderán esta mutación es sólo mímica, pero sí es cierto que emocionante. La melodía llega a mis conductos auditivos y éstos la transmiten al cerebro. Allí, sin saber si la sensibilidad interpretativa es acertada o no, se convierte en esa sensación placentera, y por lo tanto es algo inherente a mi persona. Es más: si mi melomanía es incorrecta, no por eso nadie cercena, amputa o mutila mis orejas. Sin embargo, vean ahora como mis derechos como ciudadano pueden ser avasallados, sin tener en cuenta aquello concerniente al individuo y de lo que nunca debe ser privado.

Mediante clases teóricas y prácticas se me hace poseedor de un documento -personal e intransferible- que me faculta para transitar, por las vías públicas adecuadas, con un vehículo a motor. El citado documento, me obliga a cumplir con las obligaciones que el código de circulación exige. Por cierto, estas normas son promulgadas por los mismos que me autorizan o capacitan -bien o mal- para hacer uso de las mismas; dando así ejemplo de su buen hacer. Sin embargo, no es así. Su mala conciencia o contradicción los convierte en hipócritas: hacen o legislan mal y lo corrigen con otra ley que conculca mis derechos. Es tal el atropello que debieran ser sancionados con la privación de libertad y fuertes multas, tal como ellos imponen a los demás. Ese documento o carné, al igual que mi sentido de la música, es personal, por lo tanto intocable. ¡Ah! Pero no. Vean sino la argucia de la que se sirven: nos dan el título bajo el compromiso de cumplir con las normas. Nos sancionan si no lo hacemos; y como en las vías somos irresponsables, en vez de educarnos para que seamos cívicamente correctos nos endilgan la ley que les permite quedarse con ese personal documento. Y que vergüenza: ¡le llaman puntos a la desfachatez! Cuando los únicos “puntos” impresentables son aquéllos que promulgan la Ley, que contradice al código, que exige el cumplimiento de la misma, y atenta contra los intereses del ciudadano. Como si a cualquier titulado, por imprudente, se le pudiera desposeer de su título; porque de ser esto así, había que retirar los puntos a muchos “puntos”. ¡Qué país!

Llega a mis oídos los armónicos acordes de Bolero, que aunque se repiten, no son inconsecuentes.

Haxa salú

viernes, 16 de octubre de 2009

Información privilegiada

En muchas ocasiones los visitantes del Museo de Grandas son una fuente de información esencial, para dar con fondos impensables, que de otra manera no se conseguirían. Así fue que en una de esas privilegiadas e indiscretas escuchas de la conversación de un grupo, oí unos comentarios de cierto señor, que llamaron mi atención; era éste José, de la casa llamada del Torneiro, de Busmente, concejo de Villayón. Al iniciar los comentarios con el citado, sobre ese lugar, desconocido para mí por aquel entonces, descubrí que era hijo de María, la señora que cuando yo era niño, conocí comprando mantequilla por los pueblos de la comarca, y a la que mi padre, herraba las mulas, en aquel ya lejano pasado. Recuerdo que en la época canicular, María colocaba las bolsas o sacas, en las que sus bestias portaban la manteiga, en la fuente para que no se fundiera; mientras herraban y volvía a emprender la marcha al atardecer, pues su peregrinar de pueblo en pueblo era nocturno. Vendía también mazaderas hechas al torno, para la elaboración de ese lácteo producto, y solía traer además alguna jarra llamada canada para el vino. Así, entre comentario y comentario, José me hizo saber que en su casa se conservaba el torno, herramientas y algunas piezas que el había guardado de aquel oficio que su padre practicaba como medio de ayuda a su economía. Este hombre tenía por aquel entonces 83 años; así que hoy, superaría los cien, y aún sería más sabio. Gracias a él y a su familia adquirí esos preciados fondos en el Busmente legendario de mis recuerdos.

En otro valle de ese concejo se halla el pueblo de Lendequintá o dirían los castellanizantes: Llendequintana. Allí nació otra María, que a los 6 años la trasplantaron sus padres a Oviedo. Y cito el desarraigo que por desgracia para un concejo, significa el que sus vecinos se vieran obligados a la diáspora, en busca de mejores medios de vida. Hoy María regenta el restaurante “el Fartuquín”, en Oviedo, y allí degusté cierto y bien preparado condumio, acompañado de unos amigos y mi mujer, que participaron en la manduca.

Haxa salú

viernes, 9 de octubre de 2009

Hexaedro o cubo como sistema político




Recordarán que hace unos días expuse mi opinión sobre “negocio en los museos”, y cierta utopía que surgió al desarrollar la lógica, aplicada al marketing. Estoy convencido que no hay más realidad que la que surge del razonamiento sensato. Aunque no debe considerarse esto como una máxima absoluta, porque la insensatez, en uno u otro momento, puede manifestarse. Véase sino la realidad que nos circunda.

Cuando se descubre que todo defecto en el diario acontecer político, está en un cuerpo geométrico regular se acaba pronunciando: ¡Eureka! Lo he descubierto. Sí, sí puede sonar a broma, pero es cierto.

Dije aquello de que los males provenían de un mal planteamiento político, pues éste, al ser piramidal y terminar en cúspide, no deja espacio; sólo permite un asiento, afincado en el vértice por un “clavo” que meten en la “base”. Es más, el término demos-kratia (creo que se escribe así) o participación del pueblo en los asuntos de gobierno, queda totalmente desvirtuado. Es como si por simbiosis, o si el efecto de la luz fuese absorbido por eso que llaman “agujero negro” en el espacio sideral y se armonizaran en un perpetuo complot. Quiero decir: democracia. Así que los griegos nos transmitieron un sistema, que muy bien en teoría, pero en la práctica actual carece de significado. Pero no convirtamos lo complejo en abstracto para volver a centrarnos sobre cómo dar solución al problema:

Por lo tanto, erradiquemos el mal, que no es otro que ese tetraedro de las cuatro posturas, siempre kamasutrenses, para copular a las “bases”; cuando no sodomizarlas.

Bien. Puesto que el poder es el definido anteriormente, invierta las pirámides – que en este caso deben ser truncadas- y situémoslas formando ese cuerpo regular al que llamamos hexaedro. De esta forma, en el centro queda un espacio también hexaédrico que llamamos “dado”. Algo así como un diamante tallado a seis caras, a través de las cuales se irradia la luz del buen hacer con total transparencia. Es más: los visos serán tan proporcionados, que desde cualquiera de las “bases” (pueblo) se verá el centro que ocupa el “dado”; Con éste se puede jugar al juego “a” y al “b”. El juego “a” es de la república. O sea: cada seis años cambiamos de “dado”, que en este caso es el presidente. El juego “b” es algo más complicado y monótono, lo llamaremos monarquía. Este consiste esn manejar, hipotéticamente, ejércitos de tierra, mar y aire, de la siguiente manera: Para el primero, se viste a la persona con ropa verde de gala o ropa del mismo color; sólo que de camuflaje. En el segundo caso, ropa blanca para la gala y ropa azul para el diario trajín. En el tercer movimiento o juego: lo vestimos de azul y azul camuflaje. Lógicamente, juegos de gorras, cascos y entorchados: cordones, orlas, fajines, sables, estrellas y distintivos en general (o más que general) según los cuerpos, y para boato del poder representado: tales como bombetas, anclas y alitas de ángel. En la vida privada el personaje puede usar, como prenda de cabeza, la corona real (no ficticia).

Este juego, como ya se dijo, es embarazoso, pero muy bonito. Lo malo es que resulta tedioso y aburrido. Es como tener un madelman para toda la vida; y que además los “padres” (de la patria) no te dejaran jugar con él. Tiene de práctico, que al igual que en el hexaedro, con seis trajes lo vestimos; más los aparejos, pero bueno estos últimos en la vestimenta, no dejan de ser adornos.


Sigamos ahora con el desarrollo de ese geométrico cuerpo: Entre las diversas formas en que podemos extender las truncadas pirámides hay una en forma de cruz que puede servir par aquellos “estados” no laicos; y el poder religioso queda representado. ¡Ah! Pero entre estos desarrollos hay otro peligroso: hacerlo en forma de Z. Vean por qué: la “base” de esa pirámide puede ser más o menos numerosa y el país con más o menos extenso; nacer en él un señor bajito o alto (con bigotito), que desee anexionarse otros territorios o naciones, y al tener mucha “base” o “masas”, opta por hacer dos “cetas” y para que estas formen un “todo” las entrecruza ¿Me entienden? Hay que prevenir hasta estos desarrollos de progresión geométrico-política.

Pero si a Ustedes no los aburro con este hexaédrico poder, casi perfecto seguiré; aunque los cuerpos se llamen regulares y el poder sea irregular.

Muchas veces me llamó la atención este “dado”. Sus caras cuadradas, y cuando iba a la escuela que el decímetro cúbico, lleno de agua fuera un litro, me entusiasmaba; regodeo, por aquella cuestión de que había que subir la temperatura del líquido elemento, o bajarla si estaba caliente (cuestiones físicas, que el chigrero soluciona con agua pura en el vino). Pues verán: ese cuadrado o polígono de cuatro lados iguales, me recuerda al genio italiano Leonardo da Vinci, con las proporciones del Hombre, dentro de un espacio cuadrangular. Si trazamos dos diagonales en el cuadro que forma el cuerpo humano, con los brazos en cruz y las piernas juntas, nos encontramos con que la intersección de estas líneas, es el centro del referido polígono y coincide exactamente con el nacimiento fálico en la zona púbica. La bolsa escrotal queda fuera del centro; por lo tanto el poder testicular que de ahí pudiera derivarse, queda anulado en el poder político hexaédrico, que originan los cuadrados. Aclaremos que los humanos de regulares tenemos poco; así que la proporción puede ser desproporcionada.

Además ¡Se dan cuenta lo relumbrante que resultaría en cualquier bandera la cruz o el “dado”? No haciendo la Z doble sirve para cualquier país. El dado les enseñaría a los americanos de EEUU, a doblar la enseña nacional en cuadrados y no en triángulos como lo vienen haciendo; además de quitar la pirámide de sus odiosos (por inalcanzables) dólares.

En los próximos capítulos sobre el hexaédrico poder, iré exponiéndoles a Ustedes su composición. También, como éste elimina estandartes, emblemas, cambia la bandera y todo aquello que sólo está respaldado por un obsoleto pasado histórico; que de brillante tienen poco. Además sino ¿de qué vale fundar un sistema, si de éste no exponemos su diseño y organigrama? Para no hacerlo ya tenemos representantes.

Haxa salú

miércoles, 7 de octubre de 2009

La libélula indiscreta


Este grácil insecto de regatos y charcos es carnívoro voraz, que no duda en comerse las larvas de numerosos insectos; por lo tanto, no es dañino. En su estado larvárico coge sus presas proyectando su trompa, y allí está en su acuoso medio tan pancha. Tiene la cabeza gruesa y redonda, ojos globosos y su cuerpo es alargado en la parte abdominal. Su descripción poco importaría, cuando un ser vivo como éste, se posa en tu mano, se deja fotografiar; convirtiéndose además en un visitante al Museo de Grandas, y con toda naturalidad se pone a ojear un folleto. El detalle de mirar –vete a saber si no leía- me llamó la atención porque muchos visitantes del Museo lo echan, al salir, directamente a la papelera, o al suelo sin tan siquiera el curioso vistazo. El caso es que el insecto con sus rápidos vuelos curioseaba en la superficie del banzao del molín, cuando lo vi y se posó, supongo que para descansar.

Creo que ya dije en otras ocasiones que dialogo con animales, plantas y algún que otro bicho, como en este caso el insecto. Algunos me entienden; otros no, pero me ocurre igual, a veces, con los humanos. Esto carece de importancia: aquél que no me entienda allá él. El caso es que a las libélulas les llamamos en Grandas “cabalín del demo” (caballito del demonio)- Por regla general la montura no tiene nada que ver con su jinete- pero en este caso se enfadó conmigo el cabalín como verán:

-¿Qué hay cabalín? ¿Qué faes?
-¡Ni soy caballo, ni me monta nadie! Vuelo este estanque del molín a ver si encuentro una hembra para perpetuar la especie.
-¡Vaya hombre! ¡Tampoco quería ofender!
- No, si la ofensa la haces al llamarme insecto. Insectos son los consejeros de las entidades bancarias, que chupan la sangre a los hipotecados, para trasfundirla después a sus altos directivos.
-¡Desde luego!
-¡Ah! Y nunca pensaste que quisieron meter en la cárcel a Pepe el del Popular por ladrón. ¡Infeliz!
-Sí lo pensé, y si algo hizo que lo pague.
-Pero ¡insensato! Si fueran a la cárcel todos los sinvergüenzas estafadores de guante blanco, Alcalá Meco se quedaría pequeña, aunque volvieran abrir Carabanchel.

¡Dios mío! Esta libélula es una indiscreta.

Haxa salú. ¿Cómo se llama el sujeto de las BES.V.A.?

viernes, 2 de octubre de 2009

Negocio en los museos y utópicos planteamientos

(De esta crónica dosifíquese su lectura)

Hace no mucho dos amigos de Oviedo, precisamente ésos que me introdujeron en este “cainzo”, -al que Ustedes llaman blog-, me enviaron un tema que trata sobre el marketing cultural: ¿Cómo se vende un museo? Sin embargo, nada dice ese informe de cómo hacerlo. De todas maneras son interesantes sus propuestas aún en teoría, y no seré yo quien trate de rebatir sus argumentos porque ignoro a que tipo de museos se refieren los autores de este trabajo.
(Léase: http://www.materiabiz.com/mbz/economiayfinanzas/nota.vsp?nid=42801)

Así que, An y Antuan: hablemos del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, y veamos cierta hipótesis, para mí, madre de todos los males.

Primero y fundamental: los museos según los define el “Consejo Internacional de Museos” (ICOM) reconoce como cualidad de éstos “toda institución permanente que conserva y presenta colecciones de objetos de carácter cultural o científico, con fines de estudio, educación y deleite” Por lo tanto, nos quedaremos con lo definido y no entraremos en los cuatro apartados en que este Organismo, agrupa las temáticas de los que se entiende por museos (Más adelante daremos otra definición).

Ahora veamos lo que le dice Georges Henri Rivière, autor del “Tratado de la Museología”, a Dña. A, Gruner Schlumberger, copartícipe entre otros, de este trabajo y que ella cita en el prólogo del mismo:
“Mira, pequeña, el éxito de un museo no se mide por el número de visitantes que recibe, sino por el número de visitantes a los que ha enseñado alguna cosa. No se mide por el número de objetos que expone, sino por el número de objetos que los visitantes han logrado aprehender en su entorno humano. No se mide por su extensión, sino por la cantidad de espacio que el público puede, de manera razonable, recorrer en aras de un verdadero aprovechamiento. Eso es el museo. Si no, no es más que una especie de “matadero cultural”, del que se sale reducido en forma de salchichón”.

Quiero recalcar aquí que esto lo dijo alguien hace más de treinta años. Y al mismo tiempo repetir que nunca un museo debe estar en función de las visitas que recibe, porque entonces nos convertimos en ese atractivo folclórico, que criticó con razón, Dn. Gustavo Bueno, cuando dijo lo de “etnocidio consumado”, al referirse a las costumbres populares.

Es más, yo diría que los museos debieran tener el acceso restringido: que sólo accedieran a él los interesados en su contenido. No se trata de limitar las visitas, sino que éstas estuvieran en función del “aprovechamiento” que al conjunto de la sociedad aporta. Lo demás es puro “marketing”, totalmente rechazable.

Pero podemos citar aquí, que al margen de esos principios por los que debe regirse un museo, no hay nada que le impida ser rentable. Y entendemos por rentable, aquello, que sin ser autosuficiente, no sea una carga para las arcas públicas o al menos sea leve. Y aquí si que debo hacer hincapié en esa suposición, muy particular, que cité antes.

En un País, en el que el ministro de cultura es nombrado por un presidente de gobierno, entendemos que ese cargo, es de confianza del que lo nombra; al margen de las condiciones que pueda reunir o eso que llaman currículo. El ministro nombra director de un organismo a su afín, con el mismo criterio. Aquí ya tenemos a tres implicados en algo que les puede resultar desconocido o al menos complejo. Si uno de ellos discrepa, el mismo dedo que lo nombra, coge la pluma que firma su cese. En este orden podemos descender hasta donde juzguen ustedes oportuno.

Ahora vayamos a cosas más concretas en cuanto a que un director, esté sujeto o no, a esa arbitrariedad –también en el caso de los museos etnográficos- está limitado. No por un nombramiento caprichoso, sino un poco por esa inercia e incapacidad, que comienza en los estamentos superiores anteriormente citados.
Es fácil que no lo exprese bien pero al menos trataré de hacerlo.

Por desgracia en este País no hubo nunca un planteamiento museístico serio. La cultura popular nunca preocupó en las esferas del poder. Además, tampoco influía para que aquéllos que aspiraban a ese poder les preocupase su influjo. Tanto es así, que este espacio quedó yermo y desamparado. Pero veamos:
Los museos de artes y tradiciones populares, etnográficos o como Ustedes gusten llamarles, fueron realizados por diletantes o por ilusos nostálgicos, que creían que algo se podía salvar de la abulia administrativa. Sería largo contar aquí qué motivos les movieron, y también detallar las múltiples adversidades por las que pasaron para vencer la inepcia de aquéllos, que es posible fueran tan legos en esos temas como su autor. Y lo digo así porque a éstos en realidad, lo que les ocurría es que desconocían o despreciaban este medio. Así fue y así ocurrió, y así nos vimos, ante ese individuo que por respetar o venerar su pasado, su patrimonio o su historia acaba ninguneado por un estulto poder; más preocupado, en algunos casos, por la icnología, que estudia la huella del fósil, que por la reciente historia de su padre o su abuelo. Así caemos en montajes de pluriometano y fantasía de los que no importa su rentabilidad.

La brevedad en la exposición de unos hechos no resulta fácil, al menos para mí. Por lo tanto, no me inclinaré hacia lo sucinto, porque esto conduciría a no concatenar la realidad con aquéllos que considero responsables.

Si volvemos sobre los nombramientos nos daremos cuenta que el poder es piramidal. Pero no el de una pirámide cuya base fuera un polígono de varios lados, que a fin de cuentas, daría lugar a varias “caras”. No, todo lo contrario, es tetraédrico; esa pirámide que tiene como base el triángulo equilátero y colóquese de una u otra forma, siempre es lo mismo. Esto da lugar a que la “cultura” del pueblo no se tenga en cuenta, porque el poder y “recomendados” se convierten a eso que llaman nepotismo. Este razonamiento o teoría, me condujo a pensar, que geométricamente hablando, carecería de importancia la forma regular de ese cuerpo. Sin embargo, en el hexaedro, descompuesto en pirámides cuadrangulares truncadas, el poder se situaría en el centro y no en la cúspide. Así al menos cualquiera de sus caras representarían al “pueblo”, y el hueco interior el “vacío absoluto”. En fin, algo de utopía no está mal.

Veamos esa nueva definición de museo: “institución permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, y que realiza investigaciones concernientes a los testimonios materiales del hombre y de su medio ambiente, los adquiere, los conserva, los comunica y especialmente los expone con fines de estudio, de educación y delectación”.

Como se puede ver no dejan lugar a la duda estos nuevos estatutos de ese Organismo Internacional de Museos. Nos sigue dando a entender que éstos no persiguen fines económicos, ni siquiera para paliar sus costes al igual que la enseñanza. Pero ya llegados aquí, veamos por qué el Museo Etnográfico de Grandas, no funciona como negocio, al que se puede añadir la falta de criterio mercantilista de su director.

Empecemos por volver a citar la nefasta pirámide, que con omnímodo poder entiende o se inmiscuye en lo que no domina.

Imagínense Ustedes cualquier consejería de una comunidad autónoma, también desconocida. El consejero o responsable, lo extraemos de cualquiera de esos lugares donde, precisamente, no tiene un brillo espectacular, ni presta un gran servicio a la sociedad que dicen sirve. Se le da autonomía para que escoja sus colaboradores (recomendándole alguno). Pueden provenir éstos de la sanidad, enseñanza o cualquier organismo, lo más alejado posible de los temas que deba resolver. Al ocupar sus despachos, se creen imbuidos de saber único que los eleva sobre los demás. A esto añadimos que manejan un presupuesto, proveniente de las arcas públicas, y con ese dinero alardean de hacer algo por el Patrimonio. Patrimonio, que por cierto, se les recomendó cuidar y no lo hacen. Entonces ¿qué hacen? Nada, convertirse en burócratas de un pomposo organismo y entorpecer la labor de todo aquél que desee hacer algo.

Hace ya más de treinta años fundé este pequeño Museo, gracias a unos amigos, responsables de la Consejería de Cultura, en la incipiente preautonomía. Cito esta fecha porque una idea no se la puede dar cuerpo cuando se expone, pero sí cuando cuenta con los avales firmes de aquéllos que creen en ti y te apoyan de forma incondicional. Así surgió y se llevó a cabo. Claro que sin ese dinero público no habría sido posible; pero una cosa es esto y algo muy distinto que se venda como favor; lo que es obligación además del ninguneo citado, que por ofensivo es imperdonable, cuando este procede de sujetos espurios.

Pero en fin, al margen de estas críticas, no exentas de un dolido resentimiento, sigamos con ese planteamiento museológico, de lo que podían haber sido centros, como en el que en este caso nos ocupa. Debe también considerarse que el tema aquí tratado, está siempre referido a la etnografía, por lo tanto no se enjuiciarían los aciertos que en otros campos hayan tenido, por casualidad, esos “responsables culturales”.

Así que para terminar empecemos: ¿Qué es un museo etnográfico más que una recreación (no virtual) de unas formas de vida tradicionales? ¿Acaso no era el conjunto familiar una unidad de producción en el medio rural? Por lo tanto, éste ¿no debe reflejar fielmente esa realidad con todos sus medios? ¿O es que podemos, por una cuestión de estética trasnochada, prescindir de aquella cabaña ganadera, que era el sustento, junto con los productos agrícolas, de esa familia troncal? ¿Cree alguien que se puede hacer una obra de teatro sin actores? Muchos dirán: sí, hacemos una “comedia” y la titulamos museo.

Al lado de la casa, el hórreo, la panera y el pajar ¿no eran acaso almacenes para los productos que el campesino cultivaba y cosechaba?

¿El molino, no era también ese mecanismo donde se muele el grano para más tarde hacer pan? ¿Debe ser estático?

El carpintero en su taller, ¿no hacía todos aquellos trabajos relacionados con la madera, que demandaba su clientela? ¿dicen algo sus inactivas herramientas en la deshabitada carpintería?

¡Ah! Y el ferreiro, que me atañe directamente, ¿Cuenta algo al visitante el inexistente crepitar del fuego en la fragua; o el sonido del yunque sobre el que se forja el hierro? ¿Y la tertulia de parroquianos puede ser evocada en los días de nieve, en una fría forxa, en la que los sus útiles, colocados en absurdos paneles, nos recuerdan que eran manejados con destreza por un fornido ferreiro? No amigos, sólo allí donde el artesano da vida a su oficio, tienen sentido las cosas y no son meras herramientas a las que, por desgracia, asociamos con el pasado.

El zapatero debía seguir en ese lugar porque nunca faltaría calzado para mantenerlo activo.
¿Qué no podría contar de la tornería, que en este caso fue recuperada por el Museo, y hoy representada por el artífice Arturo Iglesias Martínez? Gracias a él contamos con ese oficio que magistralmente recrea. ¿No es acaso un medio de producción que debiera ser explotado?
En la bodega, si no se cuida el detalle de derramar algo de aguardiente por el suelo, pierde ese olor característico el local. Como se comprenderá fácilmente, los aromas forman parte, en un museo, de esas sensaciones que el visitante percibe; donde hasta una telaraña tiene significado, porque ésta es la red donde atrapa su propietaria la mosca y otros insectos. Al ser esto así, ¿por qué no elaborar vino y destilar de su orujo “aguardiente d´a terra” para que esa sensación sea natural y real?

La cantina, el comercio de ultramarinos, tejidos, calzados y materiales diversos que se hayan expuestos ¿por qué no dar vida a esos locales, vendiendo en ellos otros productos actuales que no los privasen de lo allí mostrado?

La fábrica de gaseosas, o la de chocolate ¿por qué no se fabrican esas espumosas bebidas? Y el chocolate elaborado en esa fábrica de principios del siglo pasado, ¿no podría muy bien volver a percibirse su dulzón aroma, de vez en cuando en el Museo grandalés? Esto, junto con la recuperación de la cocina tradicional, convertiría a este Centro en un atractivo cultural y sensorial. No como algo folclórico, como se dijo al principio, sino como esa explotación natural de los recursos que antaño se producían. Además, vuelvo a repetir: un museo etnográfico es sólo el reflejo de unas formas de vida, en las que el ciclo anual es la imagen actual de tiempos pretéritos.

Pueden resultar insoportables estas continuas reiteraciones, pero qué quieren que les diga, aún después de esta machaconería, no fue tenido en cuenta el planteamiento; porque no se propone en esta tierra nuestra, hacer algo realmente serio, riguroso, respetuoso con las costumbres, y ante todo, lógico y sensato.

Es posible que este proyecto se vea descabellado en cuanto a hacerlo viable por una cuestión del elemento humano necesario; que puede aparecer como algo exagerado. Sin embargo, desde el punto de vista museológico, es factible, porque éste se basa en la realidad o circunstancia; que al igual que en cualquier explotación agrícola, ganadera o industrial, era desempeñada por personas que entendían de más de una función; como ocurría con los oficios en la mayoría de los casos.

Si Don Julio Caro Baroja, hace muchos años, tuvo la desgracia de chocar con el muro de la incomprensión “oficial”, y aun así, desarrolló el proyecto del Museo del Pueblo Español que sigue vigente, ¿cómo es posible que sigamos igual? Además tampoco será tan difícil, tomándolo como ejemplo, plantar el germen que representa más o menos el dos por cien de aquel acertado plan museológico.

¿Qué les parece si les digo que es una lástima hacer esta exposición de intenciones, por “predicar en el desierto”. Ni hechos, palabras o actos, sirven de mucho.

Por lo tanto: no hay más preguntas, conjeturas o respuestas ante el total mutismo y sordera administrativa. Claro que la falta de lisonja es una lacra para que este Museo funcione o se le preste más atención; puesto que la adulación es canto de sirenas para los son poco objetivos.

Haxa salú, que el “marketing” de nuestro Museo, no presenta problemas –queriendo-