martes, 24 de noviembre de 2009

Patria o lo que hay

INTRODUCCIÓN

El 3 de mayo de 2006, día del que pronto hará 4 años, salió en la Nueva España, un ingenuo y candoroso escrito (como siempre) en la “Forxa de ferreiro”, que disgustó a la muy demócrata, ilustre, preclara, responsable y máxima representante de la Consejería de Agricultura. En un furibundo ataque de ofensiva ira, decidió cesar a este que suscribe, como representante en el Ente (Consorcio) estéril e improductivo como el campo que ella representaba. He aquí el daño moral ocasionado por el destituido herrero, que como oficial hierra y como humano cree que no erró. Y Darwin tampoco.

Esto fue pues:


FORXA DE FERREIRO
“Patria, o lo que hay”
José Mª Naveiras Escanlar

En cierto país del mar caribeño, dice la leyenda de su moneda: “Patria o muerte”, los ciudadanos contestan: ¡Carajo, que redundancia! Aquí en Asturias, podemos asegurar sin temor a ser redundantes, que patria o lo que hay, es lo que hay.

¿Cómo es posible que estos “gobernantes” en nombre de la democracia no sean ni medianamente demócratas; ni medianamente “gobernantes”? ¿Cuál es la diferencia entre el sistema totalitario y el de estas personas, que usan el totalitarismo para no “gobernar”? ¿Habrá algo peor que todo el poder esté en manos de aquéllos que lo único que persiguen es mantener el poder por el “poder”? Y porque el “poder” les da poder, coche, chofer y ... Divisa que los distingue cuan divisa ganadera, de contumaz rebaño.

¿Es que un ferreiro, desde sus limitados conocimientos, no logra discernir entre tiránicos absolutistas y déspotas de nuevo cuño? ¿Es acaso, difícil argüir que son soberbios, engreídos, impertinentes, vanidosos e incapaces, y que sólo persiguen intereses bastardos? ¿Será así, o que un ferreiro no debe conceptuar a plebeyos gobernantes, con ínfulas de burgueses; que lo único que esperaban de su país, era su propio acomodo? ¿Qué fue de las clases proletarias? ¿Dónde están los “rojos”? ¿Acaso rojos de vergüenza en sus despachos? No amigos: pletóricos de “poder”, sentados en los sillones que antaño ocuparon esas otras clases, que decían aborrecer y combatir.

Con altivez nos espetan que ellos “hacen”, “pagan”, son “creativos”, y todos debemos rendirles pleitesía, porque sólo con sumisión, seremos reconocidos ciudadanos respetables. Recuerdo una vez en que en un país, había un sistema político, que permitía dirigirlo como si fuera un latifundio o feudo de ciertos “señores”. Pues bien, ahora Asturias, tiene otra “franquicia”, en la que la exención es muy parecida. O lo que es lo mismo: el principio de la reacción, que dice, que a cada acción se opone otra de signo contrario y de la misma fuerza. Sólo que en este caso, creo que no cambia ni de signo. Se puede aplicar, también, cierta teoría de Darwin: “los órganos y los instintos se modifican debido a innumerables pequeñas variaciones, favorables unas, desfavorables otras; en la lucha por la “existencia” las variaciones favorables tienden a persistir (es decir se “heredan”) y las desfavorables a desaparecer: esa persistencia de nuevos caracteres da lugar a nuevas especies”. En este caso las nuevas “especies” tienden a persistir porque aprovechan las circunstancias favorables”, sin importar la génesis de quien se heredan. Mudan los tiempos, no los autócratas.

¿Es Asturias, Asturias? Valga la redundancia. Haxa salú

2 comentarios:

  1. Hola Ferreiro, esto parece que va para largo. Instalados como están en sus dominios sin pensar en nada mas que en sí mismos ¿dónde ha quedado el sentido de lo público? igual nunca ha existido en sus cabezas ¡quién sabe!

    Ana

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  2. Querido Pepe: ¿Cuantas veces hemos oido decir?: La Verdad te hace (o hará) libre. Falta la coletilla que dijera que eso será siempre y cuando lo dicho halague, satisfazga o muestre sumisión a la (s) oreja (s) que lo escuchan. Claro que entonces ya no sería La verdad como tal se entiende, ya que el pronunciador se pondría al mismo nivel de indignidad que su (s) escuchante (s). En tu caso, y desde el 3 de Mayo de 2006, puedes decir sin reservas que La Verdad mata, y mata porque el que la dice ni quiere, ni sabe, ni puede praticar la indignidad . Es cuestión de genética
    ¡Salud a feixes!

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