martes, 18 de diciembre de 2012

“Tener luces”

En cierto pueblo, al que llamaremos “Buscabroneiro” de no sé qué más, había un grupo de vecinos muy unidos, a los que cualquier cosa les ponía de acuerdo para defenderse entre sí. Eran algo parecido a los de Fuenteovejuna, pero más yuxtapuestos unos a los otros. Oséase, no había quién los venciera en la batalla común, porque iban todos a una. 

Tengo entendido que en una ocasión cuando no había luz eléctrica en el pueblo, fue por allí un técnico para decirles por donde iba a pasar la línea. Hete aquí que aquel tendido pasaba justo por encima de un castaño, propiedad del único que no vivía en el pueblo y era además la oveja negra de aquellos unidos vecinos. Era la parte discordante de aquel grupo que confirmaba la regla, o sea, era una excepción estulta y enrevesada. Tenía, al parecer, influencias hasta con la empresa eléctrica. Tanto es así, que se creía que dijeron por aquí va la línea, porque sabían que él no dejaría pasar. 

Fuera así o no, se reunieron los “buscabrones” y dijeron: 

-A este cabrón lo escornaremos.

Reunieron unos cuantos euros, digo duros, y compraron la voluntad del encargado de la cuadrilla de líneas. De esta manera, la línea en vez de recta, era un poco curva y evitó este arbolón de la familia de las cupulíferas. Al poco tiempo había luz en el pueblo, auque en la actualidad queden algunos sin ella. Hubo una gran celebración y bailaron felices, debajo del castañón. ¡Ah!, pero su enardecido ánimo los alentó, y urdieron la que podía ser la gran venganza. Unos pusieron el tronzador, otros el hacha, los de más allá lo afilaron, los de más “pacá” se turnaron tirando de los cabos del tronzador y los otros vigilaron, porque las noches oscuras se habían acabado con tanta bombilla. Así fue como el ciclópeo castaño, en un santiamén cayó, si haber tenido culpa de tener un mal propietario. ¡Bueno, creo que caería igual! 

Un caluroso día de sol aparecieron por el pueblo una pareja de la guardia civil, acompañados de gente del ayuntamiento, juzgado de instrucción y demás comparsa, amigos de los árboles (o del amo del castaño). Iban para indagar qué había pasado en el pueblo de los “buscabrones”. 

¿Se imaginan un pequeño pueblo donde la primera casa está a un kilómetro de la última? Pues después de un sofocante paseo de una casa a otra sin lograr la flaqueza de aquellos vecinos que estaban a la sombra, los acabaron llevando a la villa. Allí, en el juzgado, las mismas respuestas. 

 -¡Ay!, ia you nun sei nada. 

Así una y otra vez hasta que al final los dejaron marchar. ¡Pero como la justicia, aunque ciega, es muy ladina!, cuando bajaban la escalera dijo el juez a Don Eugenio: 

-Usted sabe algo más de lo que dice, Don Eugenio. 
-Es posible, señor juez, es posible, pero me lo callo. 

Por eso, “tener luces” siempre vale. 

Haxa salú

1 comentario:

  1. Ja,ja,ja,en este pueblo pasaba justamente lo contrario que en el mio,que teníamos fama por ser los que mas juicios por mes teníamos en el juzgado de Cangas de Narcea. Lo ultimo fue que los llame (soy el vistor)para rozar una senda y arreglar el deposito del agua,como los conozco puse un papel en el tablón de anuncios que el que no se presentara tenia que pagar 20 euros de multa a la comunidad, increíble pero¡no falto ni uno!.

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