La visión de la
Revolución francesa es, como la situación actual, distinta
según quien narre el acontecimiento. Sin embargo, creo que de quien debe
cuidarse uno es de la mediocridad del pueblo. La plebe o el vulgo es siempre peligrosa;
y no porque su nacimiento sea distinto al de cualquier semejante, sino la
ignorancia que la hace vil e indigna.
No sé si es
Ortega y Gasset quien les denomina como “masas”. Poco importa el nombre que
reciban, porque al fin y al cabo, según quien califique al grupo, masas o
chusma nos acoge a todos, aunque yo considero masa a la actual clase política,
y chusma a todo aquél que se enriquece con el producto del saqueo de su propio
estado.
No me importa la
nobleza, que acumula en sus predios la vergüenza de su linaje, Pero como parece
ser que todo esto se puede achacar al devenir del tiempo, poco queda que
añadir. Lo grotesco será que digan lo mismo en el siglo XXII.
Haxa salú.
Reunión del Comité de Salvación Pública, creado por los montañeses para hacer frente a la contrarrevolución, en un cuadro de Eustache Le Sueur. (Museo Carnavalet, París) |
En Grandas de Salime, en otoño de 2012
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