El
día 10 de agosto del presente año, asistí a un evento en el que hubo motivos de
enojo. Irritación o cabreo provocado por la falta de sensatez de cierto grupo,
que creo que usted, lector, intuye.
Si
en aquel momento hubiera comenzado este escrito, seguro que sería irrespetuoso
e insolente y caería en la descalificación. Así que he dejado pasar unos días
para poder hacer lo mismo, y que el vituperio no diera lugar a que los
criticados se sintieran ofendidos. Sí, porque en un momento de ofuscación se
puede llamar mal nacido a cualquiera. Sin embargo, al reflexionar me di cuenta
que la paciente calma sirve para ser objetivo, para poner las cosas en su sitio
o, al menos intentarlo. Aunque de imprudentes está llena la sociedad, y yo no me
salvo. De todas maneras, los insensatos somos todos. Todos los que un día, como
enajenados mentales, pasamos por las urnas. ¿Cómo sino escogemos a los más
caraduras, a los ladrones, a los corruptos, a los seres más despreciables para
que nos representen? ¿Acaso los más abyectos, los más viles son dignos de un
voto? ¿Estamos todos locos? ¿Somos, quizás, unos frustrados y delincuentes en
potencia que protegemos al que más roba? ¿Pertenecemos a esa baja estofa que
protege a los de su clase? ¿Nuestro intelecto no da más de sí que no sabemos
distinguir a los sinvergüenzas? ¿No nos avergonzamos al ver pillos y arribistas
en los estamentos de poder? Sé que un rebaño ovino no escoge al pastor, pero
¿aquí balamos todos mientras un grupo se llena los bolsillos? ¿Somos taimados
mastines que metemos el lobo en el redil para que devore el rebaño? ¿Deseamos
que este país siga en ese viejo atraso en el que estuvimos siempre sumidos? ¿Es
posible que muy pocos sientan vergüenza de vivir en él? ¿Estamos condenados a
la invertebrada España que hace casi un siglo Ortega calificó de “masa”? Claro
que él decía que esta masa formaba un país gobernado por una minoría selecta
¡¡Menuda selección llevamos haciendo aquí!! Si por distinguir, optamos por una
élite de depravados sicarios de Alí Baba, cuyo fin es enriquecerse. ¿Por qué no
les llamaría entonces “Chusma”, vulgo irresponsable que actúa sobre la “pella”?
En
fin, sufrimos esta lacra social que nos parasita y sólo queda el consuelo que
como infectados nos muramos, y con el óbito desaparezca el parásito. Mal fin
para el enfermo, pero es el único recurso. O rectificamos nuestra conducta y
hacemos el boicot, o seremos devorados. Claro que ante la descomposición de
este país, siempre queda taparse la nariz.
De
todas maneras, obsérvese ¡cuánta mentira! ¡Cuántos delitos quedan impugnes
escudados tras la palabra democracia! ¡Cómo se ríen esos taimados a nuestra
espalda! ¡Pobre libertad, secuestrada por cretinos que creen nos engañan a todos!
Lo
grave de esta exposición de principios, es que casi pasa desapercibida la
“malla del trigo” o trilla del cereal. En ésta, como se llevó a cabo con pértigos o manales, recordé aquellos gobernantes, habidos y por haber, que se
merecen los palos que recibían las espigas. Allí comenzó la indignación, aunque
la verdad es que poco me hace falta.
El
campesino comió el pan con el sudor de su frente. La bíblica maldición sigue
siendo una constante para él. Si su abnegación quedó aliviada con la compra de
maquinaria, el alivio fue más para el banquero, aunque hoy sean un erial banco
y campo.
En
Orbazai, a 4 kilómetros
de Lugo, se hizo una exposición del trabajo de separar el grano de la paja.
Para que fuera completa la muestra, más de 300 útiles del capo formaban la
exposición, que en cualquier país de avispados gobernantes, sería tenida en
cuenta. Sin embargo, aquí, la inepcia de nuestros políticos no les permite
aprovechar el arte y sentido común de estos artesanos, que no sólo organizaron
semejante evento, sino que además restauraron muchos de estos aperos. Si los
necios que nos gobiernan fueran medianamente sensatos, harían el mejor museo
agrícola de Galicia. ¡Ah! ¡Pero no! ¿Cómo van los espurios herederos del campo
español mostrar sus orígenes si sus raíces están en la tierra que los vio
nacer? Además, como palurdos, les gusta más el pazo que el arado de su abuelo.
¡Claro, el gasógeno que genera el gas procedente de la combustión de la leña y
mueve el motor Ford-8 no les interesa! Ellos viajan en suntuosos coches
oficiales y comen en restaurantes donde se paga la factura con el dinero
público. ¡Cómo se van a mezclar con el pueblo llano que los vota! ¡No se
acercaron ni a cortar la hipotética cinta inaugural! ¡Valientes mentecatos!
¡Qué país!
Haxa salú
Razón tienes compañeru...
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