Este
huidizo mamífero, con los dedos de las patas unidos por membranas, muy apreciado en peletería, se alimenta de
peces. He aquí lo que la hace enemiga de los pescadores. Éstos no se dan cuenta
que los advenedizos en el río son precisamente ellos.
Pues bien, la lóndriga no es otra que la nutria, sólo que en algunas zonas del
occidente asturiano recibe este nombre. Hago aquí esta aclaración, porque, al
igual que de nombre, este animal también
cambia de naturaleza según las circunstancias y el lugar en el que se halle.
Aunque
es de costumbres acuáticas, se cuenta por aquí que si se pesca en el río, sabe
a pescado. Por contrario, si la cazan en tierra su carne sabe a caza. Dudo que
esto sea así, pero como nunca probé esta carne-pescado, no puedo desmentirlo.
Lo que sí les aseguro es que “de lo que se come se cría”, como dice el refrán.
Cuando
en esta localidad de Grandas fabricaban queso, y el suero sobrante era
desechado, lo recogían muchos campesinos para dar, mezclado o solo, a sus
cerdos. Este alimento incorporaba a la carne cierto sabor a vacuno. No es de
extrañar que esto fuera así, pues del suero de la leche se extrae a través de
un proceso de vaporización, leche en polvo.
Se
dice que, antiguamente, en zonas costeras se daba pescado a los gorrinos y
aportaba el sabor a la carne. En fin, que todo está íntimamente relacionado, así
que podemos ser vegetarianos: el cerdo
come berzas, yo berzas como.
Haxa salú
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