Este mueble (no inmueble) o hucha, tuña, granero, silo, panera, troj y hórreo, (en el resto de Asturias), no es otra cosa que un cajón más o menos artístico; con puerta, colocado sobre unos soportes elevados, para incordio de los roedores. Bueno, suele tener tejado para guarecer los alimentos que allí se guardaban. Digo esto a pesar que perdió su función y ya nada en él se conserva, porque nada se cosecha; y los campos de cultivo son esas grandes superficies donde hay carritos y cajas registradoras, de bolsillos ajenos.
De todas maneras, el horro es algo más, como lo demuestran los IV Ruxidoiros de Allande, en los cuales nos explicó Pablo Zardaín, en su viaje por Sinop, en el norte de Turquía. Parece ser que no están más cuidados que en Asturias y que queda poco maíz para colgar as restras en sus gavitos.
Armando Graña, le faltaba una garlopa y el serrucho para demostrar de forma práctica cómo se hace un horro; porque de lo demás nos habló de todo. Las decoraciones en sus liños, puertas, carondias etc. no tienen secretos para él.
Sin embargo, yo que suelo ser escéptico ante las manifestaciones de arte popular, hago otras consideraciones al respecto; tan pueriles, que incluso creo que dependían de la capacidad económica del propietario y de la gana de comer del artista; que mostrando su talento y se aseguraba el condumio. No es como ahora, que sin ingenio, y sólo con argucias y escenografía, ornamentan el panorama social los politicastros. ¡Huf! Que mala costumbre la de mezclarlo todo.
Haxa salú
De todas maneras, el horro es algo más, como lo demuestran los IV Ruxidoiros de Allande, en los cuales nos explicó Pablo Zardaín, en su viaje por Sinop, en el norte de Turquía. Parece ser que no están más cuidados que en Asturias y que queda poco maíz para colgar as restras en sus gavitos.
Armando Graña, le faltaba una garlopa y el serrucho para demostrar de forma práctica cómo se hace un horro; porque de lo demás nos habló de todo. Las decoraciones en sus liños, puertas, carondias etc. no tienen secretos para él.
Sin embargo, yo que suelo ser escéptico ante las manifestaciones de arte popular, hago otras consideraciones al respecto; tan pueriles, que incluso creo que dependían de la capacidad económica del propietario y de la gana de comer del artista; que mostrando su talento y se aseguraba el condumio. No es como ahora, que sin ingenio, y sólo con argucias y escenografía, ornamentan el panorama social los politicastros. ¡Huf! Que mala costumbre la de mezclarlo todo.
Haxa salú
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