-Hola., buenos días, son eo, a brosa.
-¿Cómo? ¿Quién habla?
-Eo, eo, a brosa
-Pero no puede ser, ¿desde cuándo un objeto inanimado puede hablar?
-Desde siempre. Todo, todo lo que hay en la naturaleza habla. No importa si es vegetal animal o mineral. Hablamos todos; a nuestra manera, pero sí transmitimos sensaciones y mensajes, que el ser humano no capta porque vive inmerso en sus quehaceres, mezquindades e intrigas.
-¿Ah sí? Pero eso es animismo; la doctrina de Stahl, que considera el alma como principio de todas las cosas, o fenómenos vitales. Él como médico, se dio cuenta que en todo hay vida.
-Claro por eso yo soy brosa y comunico mi existencia por medio de mi composición atómica. Si no fuera así mis átomos se desintegrarían y ¡hasta luego, Lucas!
-Pero al margen de esto ¡qué puede ser o no! ¿Tú qué eres? Porque te presentas como ”brosa”; me hablas en el gallego del Occidente asturiano, al presentarte; contestas a mis preguntas en castellano. ¿Puedes explicármelo, o ser más explícita?
-¡Cómo no! A brosa é el meo nombre. El falar galego o castellano, é por motivo da diglosia. Quere decir esto que nas zonas con bilingüismo, imponse el que é oficial sobre el minoritario-mayoritario.
-¿Cómo, cómo? Si es minoritario no puede ser lo contrario.
-Sí, home. Muy sencillo: el castellano é oficial, el galego de aiquí non, y é mayoritario.
-Creo que queda claro así. Exprésate en el oficial que llega a todos los asturianos por igual y así cortamos el tema.
-¡Cómo que cortamos! ¡Cortarei eo, que son brosa y falo!
-¡Cuidado con lo del falo, que puede dar lugar a mal entendidos!
-¡Oye el pijo aiquí eres tú! Eo non falo del falo. Falo por que falo! Y falar, hablar y parlar é lo mismo. Y ahora corto.
-Me refería a suspender el tema, sobre el uso de dos lenguas en esta zona de Asturias.
-De acuerdo, pero repito, corto eo, que son brosa.
-¿Qué es una “brosa”?
-Una brosa es un útil de trabajo que sirve para cortar. Estoy hecha de acero, en parte, puesto que en este país, el hierro y el acero se entienden como dos metales distintos. Sin embargo, el acero, es un hierro endurecido mediante aleación de otros productos que sería largo de explicar. La brosa que te habla, que soy yo, fui hecha o fabricada en un mazo; concretamente en el Mazonovo de Santalla de Oscos. Viendo a un ferreiro darme forma parece sencillo pero es complejo.
Primero se forja en una pletina o yanta ancha y gruesa, de 20 cm. de largo, según el tamaño que se desee sea la brosa, en su parte central, hasta dejarla de unos 4 ó 5 líneas (los ferreiros en esta zona llaman líneas a los milímetros). Después se sigue forjando los extremos hasta darles forma de cuña trapezoidal; doblándola a continuación por el centro, sin que se junten los extremos de las cuñas o trapecios. A continuación hay que forjar otra pieza. Ésta sí debe ser de aceiro (acero) por ser la boca de corte. También asemeja el trapecio, pero con cuña por ambas partes del mismo. Éste se inserta en el encaje de la primera pieza, y es a partir de aquí donde voy tomando forma de brosa; o lo que en castellano llaman hacha. Pero claro, estas dos piezas deben consolidarse entre sí, para lo que han de pasar por un proceso llamado “calda”. Esta calda no es otra cosa que unir, por medio de la soldadura el conjunto. Dicho así, en el siglo veintiuno, con los modernos sistemas de soldadura, parece algo tan sencillo, que no plantea ningún problema. Pero hete aquí que la cosa es más compleja. Soldar el metal, mediante el calor del hogar de la fragua es arduo. Aquí es donde el ferreiro muestra su pericia, porque “caldear” es, además de sofocante, un arte. Cómo será, que hasta Belcebú, que conoce bien todo aquello relacionado con el fuego, en cierta ocasión que andaba por esta tierra de buena gente, no quiso decirle a Martín, el ferreiro, como se caldeaba el hierro; porque era para él una desconocida técnica. Sin embargo, el ferreiro, que por pelear con fuego también era algo diablo, se las ingenió, para descubrir el bien guardado secreto del demonio. Para ello recurrió a una argucia, que consistió en mandar a un niño, al que llamaban Farruco, que corriera por el pueblo diciendo: ¡Martín caldeo, Martín caldeo! Él que oyó esto enfurecido exclamó: ¡terra ou barro ye botou! Así fue como Martín, el ferreiro, aprendió a caldear; pues la caldea consiste en calentar las dos piezas en el fuego, hasta que se funde la superficie en ambas y luego con un rápido martilleo, sobre el yunque, quedan unidas entre sí. Después se rematan las imperfecciones, se afila y se le da “trompa”; que no es otra cosa que calentar el acero y enfriarlo con rapidez para que se endurezca. La técnica de templar es complicada, porque después de endurecido, se calienta ligeramente para que no sea tan frágil y se rompa, al golpear el corte en la madera. Después de terminada se le coloca un mango en el hueco que quedó al doblar la pieza, que se le llama “ollo” (ojo), y ya tenemos la herramienta terminada. No sé si entendiste todo el proceso de mi fabricación; pero lo importante de mi forma y función, es el servicio que presté como útil de trabajo.
-Me imagino que sí; que en una sociedad en la que la tecnología era totalmente desconocida tus prestaciones serían extraordinarias.
-No es una cuestión de vanidad o ponderar excesivamente mi función; pero poco hay en la colectividad campesina, en la que mi actuación no ha sido importante y primordial. Incluso como arma, también decidí batallas puesto que mi existencia es anterior a la espada. El hacha o mi evolución desde la de piedra, bronce o la actual de acero.
Haxa salú
Buenas pepe, son Hugo el fillo de capulla. Gustame muito el blog, sigue asi.
ResponderEliminarPor este medio, que algunos llaman moderno y que, para los que llevamos veinte años tratándo con ordenadores ya no lo es tanto, me dirijo a usted para solicitar, si fuera posible, una nueva entrada en el blog.
ResponderEliminarMe gustaría que nos contara a los agradecidos lectores, los usos y virtudes del "chuzo", ese pilum de herencia ancestral del que la mayoría apenas sabemos nada. Como en su blog parecen caer chuzos de punta cada dos por tres, sería una buena oportunidad para chuzar a quien lo merezca. Podría contar su intención de acudir a una batida de jabalí con el chuzo o cómo los lugareños dejaban clavada esta herramienta a la puerta de la iglesia por no parecer punzantes ante Dios, por ejemplo.
A mi me parece una de las más alucinantes herramientas del Museo y a la que se le presta una escasa atención.
Roberto Naveiras
Pepe no decaigas, estos sinverguenzas nunca podran borrar la huella que dejas, a ellos siempre se les recordara por hipocritas y cacices
ResponderEliminarImagino hoy sea un dia feliz para ti, Por fin descubres a estos caciques.Acabas de ganarles una batalla dura y larga
ResponderEliminarSu trabajo ha sido, es y será loable
ResponderEliminarLa llama que ud. encendió no se apagará ni cuando su cuerpo muera
y EL RECUERDO DE SU PERSONA
será valorado positivamente
en todxs lxs que le conocieron
o supieron de su existencia
DESDE UN PUNTO DE VISTA MORAL
ESTO ES LO ÚNICO VALIOSO E IMPORTANTE.
QUE SE PUDRAN EL EL INFIERNO
TODXS ESXS TECNOCRATAS!!!!!!!!
CACIQUES FUERA D´ASTURIES!!
QU´EMIGREN ELLXS!!
Muchos animos Pepe