“En xineiro tantos allos nel alleireo”.
Como no resulta fácil colegir qué dice aquí sobre “os allos”, me extenderé un poco. Aunque me llama la atención que aquella frase, que en el lugar en el que se dice, tenga fácil comprensión, y sin embargo, haya que explicarla, como si se tratara de un complicado dialecto, jerga o jerigonza ajena a nuestra tierra. Esto me hace recordar cierto chiste que cuenta un amigo sobre el idioma francés: Que al vino le llamen “vin”, ¡bueno! Que a la mesa “table” ¡bueno! ¡Pero que al queixo, que se ve que é queixo! ¡que ye chamen “fromage”
Disculpen Vs. Ms. estas licencias que me tomo con Ustedes; pero es que a medida que voy cogiendo confianza, se acentúa o se ve mi mala educación. Pero cada un é como é.
Volviendo al huerto sobre el que va el tema: allo, es el ajo, y alleiro el lugar donde se siembran ajos. Aunque debiera decir plantar, porque los ajos, se les separan los dientes y éstos se plantan separados unos quince centímetros entre sí, en cada surco. El que se diga: tantos ajos plantados como días de enero, no debe entenderse de forma literal, sino que a partir o en este mes, se puede proceder a su siembra- plantación. Cultivo, que por cierto, no necesita grandes cuidados. Sólo mondar (quitar malas hierbas) a mano, nunca con herramienta.
De las aplicaciones del ajo ni hablamos, porque como dicen franceses e ingleses: en España todo sabe a ajo. O el escritor Dn. Julio Camba que dijo en su popular “Cocina española”, que el ajo aquí se usaba con tal profusión, que más bien parecía para espantar brujas.
Haxa salú
Como no resulta fácil colegir qué dice aquí sobre “os allos”, me extenderé un poco. Aunque me llama la atención que aquella frase, que en el lugar en el que se dice, tenga fácil comprensión, y sin embargo, haya que explicarla, como si se tratara de un complicado dialecto, jerga o jerigonza ajena a nuestra tierra. Esto me hace recordar cierto chiste que cuenta un amigo sobre el idioma francés: Que al vino le llamen “vin”, ¡bueno! Que a la mesa “table” ¡bueno! ¡Pero que al queixo, que se ve que é queixo! ¡que ye chamen “fromage”
Disculpen Vs. Ms. estas licencias que me tomo con Ustedes; pero es que a medida que voy cogiendo confianza, se acentúa o se ve mi mala educación. Pero cada un é como é.
Volviendo al huerto sobre el que va el tema: allo, es el ajo, y alleiro el lugar donde se siembran ajos. Aunque debiera decir plantar, porque los ajos, se les separan los dientes y éstos se plantan separados unos quince centímetros entre sí, en cada surco. El que se diga: tantos ajos plantados como días de enero, no debe entenderse de forma literal, sino que a partir o en este mes, se puede proceder a su siembra- plantación. Cultivo, que por cierto, no necesita grandes cuidados. Sólo mondar (quitar malas hierbas) a mano, nunca con herramienta.
De las aplicaciones del ajo ni hablamos, porque como dicen franceses e ingleses: en España todo sabe a ajo. O el escritor Dn. Julio Camba que dijo en su popular “Cocina española”, que el ajo aquí se usaba con tal profusión, que más bien parecía para espantar brujas.
Haxa salú
Gracias, por tu lección sobre el cultivo del ajo, yo no sabía que era perjudicial sachalos.
ResponderEliminarFerreiro ¿porqué no "publicome" el comentario del post anterior"? ¿llegole la su existencia al su conocimiento? (más que bable parece que escribiera en sefaradi)
ResponderEliminarNo entiendo lo de la plantación de ajos: si hay que separarle los dientes y plantarlos: se debe tener un primer ajo de donde obtenerlos, ¿de donde se obtuvo?(me refiero al primero de todos, al del principio de los tiempos)
Es bueno saber estas cosas.A mi me gustan mucho el ajo y la cebolla, y lo uso mucho más desde que vivo en España. Mientras los cocino canto "Besame, besame mucho" (siempre me gusta cantar canciones alusivas)
fizome moita gracia esta historia dos allos Ferreiro.
ResponderEliminarBoalesa que soy casada con un francés preguntome muytas veces esta cousa del formage.......