jueves, 7 de enero de 2010

A Guillada

Crónica publicada en el año 2006 en La Nueva España.

Suelo seguir los documentales de la 2 en TVE, y fue precisamente de uno de éstos de donde surgió el razonamiento. Hace ya tiempo que me llamó la atención la docilidad de los elefantes indios para el trabajo. Sus cuidadores (Kornak) los entienden perfectamente y son conducidos con maestría. La vara (ankus) que usan para guiarlos está rematada por un gancho en forma de hoz. Un día descubrí su utilidad e incluso comenté ésta con el personal del Museo (Arturo y Antonio) pero nunca se me ocurrió dejar escrito este descubrimiento, que aunque parece pueril no lo es tanto.

La guillada, que tantas veces manejé, y que sirve para aguillar diseño, pero he aquí el estudio comparativo con el ankus usado en la India para los elefantes.

Si esa vara larga con aguijón, sirve para picar los bueyes o las vacas, que (aguijonear) el ganado, es posible que no despierte mucha atención por su sencillo forman la yunta, tanto si el que guía, está delante o detrás de la misma, es una herramienta adecuada (aunque cruenta).Pero veamos ahora que ocurre si nos situamos delante: Para que una de las reses ande más o se dirija a la derecha o a la izquierda, se aguijonea o pica en el cuello y casi siempre por el lado interior; puesto que el exterior no queda a mano, si tenemos en cuenta que el que chama o guía, debe seguir la marcha de la yunta. El animal, al sentirse agredido, tiende a separarse del pincho que le inflige el daño, por lo tato, muchas veces el resultado es negativo y la vaca o el buey tiende a irse en sentido contrario. Sin embargo el ankus indio curvado en forma de gancho, permite picar al paquidermo en lado opuesto al que se pretende siga la marcha. O dicho de forma más sencilla: para ir a la izquierda, picar a la derecha y viceversa.

Llama mi atención que un artilugio tan sencillo no diera lugar a razonamiento tan simple y haber llegado a un modo más ingenioso de lograr un fin con menos daño. Siento no haberlo pensado cuando en las labores agrícolas, no éramos excesivamente amables con nuestras vacas. Éstas además del esfuerzo, debían soportar el aguijón. Llega tarde el remedio, aunque también era agudo.

La guillada solía ser en la casa una prenda, que como tal, formaba parte de los enseres de la misma, por lo tanto era algo muy personal de cada campesino; no por su valor, sino que era tenida como esa especie de talismán que trae buena suerte. Su pérdida o rotura ocasionaba un trastorno, pues se creía que con su desaparición se iba la “manilla”, o la buena suerte con el ganado y éste podía enfermar o las vacas abortar. Estos trastornos también se asociaban a la cuerda con la que se llevaba la res al mercado. Sin embargo si el campesino se embriagaba en la feria y perdía la guillada no importaba tanto. Debía de ser algo así como cuando en un arrebato, rompía ésta de un golpe sobre el lomo de la vaca. Se todas maneras ese halo esotérico si lo tenía.

Las guilladas debían buscarse de varas sin imperfecciones. Es decir brotes derechos, sin nudos y presentarán uniformidad en toda su longitud. No importaba si para escogerlas había que desplazarse kilómetros, tanto es así que con el fin de contar con buenas guilladas de avellano, roble o castaño se dedicaba, en algunas casas, un día determinado, para que uno de sus miembros hiciera esta labor. Las varas de acevo y carballo no eran muy requeridas, puesto que si se golpeaba una res con esta madera, parece ser que perduraba la marca del golpe durante mucho tiempo.

Las ferias de septiembre y octubre, en las que se vendía sobretodo las varas para varexar (varear) castañas, no faltaban entre éstas quien traía un paquete de guilladas; portadas casi siempre por un hijo o cualquier familiar, y eran vendidas en feria.

Dicho esto puede parecer que los campesinos tenían la guillada como un báculo sagrado y de perfectas formas, pero no es así, pues entre éstos había muchos en que un retorcido palo, recuperado incluso del montón de la leña, era todo su ornamento como ganadero. Claro que a veces sus vacas no desmerecían la guillada.

Guillada................Gallego de Asturias
Guiá, guiada.........Llingua
Agijada.................Castellano

Es posible que el nombre sea aguillada y que de ahí derivase el nombre en castellano aguijada. O por error éste pasase al castellano al transformar el artículo “a” (la), en gallego: a guillada. Fuera así o no, siempre oí el nombre guillada; aunque algunos la llamasen aguillada. Lo mismo que se dice trae el carro, a pala o a forqueta. De todas maneras esta da lugar a esas digresiones sin importancia, que en la actualidad mantiene, desde la Academia de la Llingua, los filólogos que desean uniformar los bables de Asturias.

Haxa salú

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